viernes, 29 de enero de 2021

Mi niña (2019)


 Un efecto colateral del parón de producción, por un lado, y de la falta de voluntad de riesgo para estrenar las películas que podrían ser taquillazos, por otro, es la llegada a nuestras salas de películas que difícilmente se estrenarían por falta de espacio en nuestros cines.

Esto nos está permitiendo descubrir películas, actores y actrices y directores que no había saltado a las pantallas españolas. Este es el caso de la película francesa "Mi niña" (Mon Bébé) estrenada en Francia en 2019, escrita y dirigida por Lisa Azuelos, que nos llega ahora.

Lo bueno de ir al cine sin demasiada información es que te llevas sorpresas, como en este caso, agradables. Las comedias europeas tienen una enorme diversidad. Todos sufrimos prácticamente por lo mismo, pero en cuanto al humor nos reímos por cosas muy diferentes, quizá porque mientras el sufrimiento es universal y abarca a todas las especies, reírnos solo lo hacemos los humanos. Poco tienen que ver las comedias italianas con las francesas o las españolas, nada con las alemanas o las búlgaras, por poner un caso. El humor británico es característico.

"Mi niña" es una comedia francesa poco francesa precisamente por humana. No trata de hacer humor, que nos riamos, sino que comprendamos la tragicomedia universal de una mujer de mediana edad, que lo ha dado todo —sola— por sus tres hijos cuando la última que le queda en casa decide solicitar el ingreso en una universidad canadiense.



La película, escrita por la directora, es profundamente humana y, bajo su capa divertida, reveladora del estado real en que se encuentra una madre que ve cómo su padre vive liberado, sus hijos se liberan, y ella queda en medio, intentando vivir una vida imposible por su sentido maternal de la responsabilidad.

La película nos revela el miedo a la muerte de los mayores, el miedo a crecer de los menores y el miedo intermedio a quedarse sola, que el que refleja la película en el estupendo personaje,  de Héloïse, la madre, interpretado de forma magistral por la actriz Sandrine Kiberlain.

Uno de los aciertos de la película es su estructura de saltos entre la infancia de los hijos, dos chicas y un chico y el momento actual, en el que preparan el examen para poder ir a la universidad y esperan que sea aceptada en Canadá.

Salida de un divorcio con un padre irresponsable y traicionero, incumplidor, Héloïse ha intentado tener algo parecido a una vida propia, algo imposible. A diferencia de sus amigas divorciadas, ella vive sus responsabilidades y ha supeditado todo a la familia, convirtiendo a los mayores en vigilantes de los menores, algo que le acabarán reprochando en una cadena descendente. Los intentos pasados de tener cierta vida propia contrastan con un presente desesperado en el que se va a tener que enfrentar a la soledad o, como han hecho los demás, a las posibilidades que la propia vida les ofrece.



Sandrine Kiberlein dota de encanto trágico al personaje. A ello contribuye uno de los grandes aciertos del filme, el guión de la propia Lisa Azuelos. Los diálogos son ágiles y muy fluidos, dejándonos ver a los personajes con una enorme naturalidad (algo que el doblaje mantiene), remarcando el carácter teatral de la personalidad de Héloïse.

Los personajes de la película se agrupan en círculos concéntricos alrededor del personaje de Héloïse, que ocupa el centro, aunque en ocasiones se desvíe para mostrarnos la forma diferente en que los otros personajes ven la vida. Los hijos, divididos entre los dos mayores y la menor, "mi niña", el último lazo con su rol de madre, según su percepción.  Las amigas, los compañeros del trabajo, los amantes ocasionales, etc. son formas de contrastar al personaje, de mostrarlo en otras situaciones y su regreso continuado al hogar del que, en el fondo, le da miedo salir. Su vida ha estado dedicada a sus hijos y lo que viene ahora es nuevo para ella, vivir su vida, para lo que tendrá que definirse.

La película tiene un excelente ritmo, con esa estructura doble pasado-presente, que nos muestra la evolución del personaje. Ese ritmo viene dado, como señalamos, por la solidez del guión y la consistencia del personaje. En ocasiones, como el final de la secuencia de la celebración del cumpleaños, es la cámara la que nos muestra cómo se ha franqueado una barrera, cómo se ha producido un cambio.



Excelente el trabajo de la joven actriz Thaïs Alessandrin dando la réplica a Sandrine Kiberlain, mostrando la complejidad de las relaciones entre madre e hija, tratando de hacerla comprender que crecer no es dejar de querer. Es ese arco que se abre desde la divertida primera secuencia de la visita al colegio y la salida para Canadá que significa la película.

En los créditos, en el apartado de guionista, está reflejada Thaïs Alessandrin, lo que entiendo que significa que una gran parte del diálogo entre ambas ha surgido de la improvisación de y de complicidad. Eso se nota perfectamente en la película como espontaneidad y la visible comodidad que sus papeles les ofrecen.

La historia no puede dejar de ser generacional, de reflejar un cambio respecto a la generación anterior y la posterior. Como muestran la visita al padre antes del ingreso en el hospital o la llegada a casa del novio de su hija. Ella está en un mundo intermedio, atada a su papel y con miedo a abandonarlo.

Una película francesa que es algo más, pues el mundo que nos refleja está hoy mucho más allá de sus fronteras.

JMª Aguirre



Mi niña (Mon bébé 2019)     

 Directora: Lisa Azuelos

Guionista: Lisa Azuelos, con Thierry Teston y Thais Alessandrin (colaboración)

Intérpretes: Sandrine Kiberlain, Thais Alessandrin, Victor Belmondo, Mikaël Lumière, Camille Claris...

Nacionalidad: francesa

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