sábado, 5 de septiembre de 2020

Antebellum (2020)


A
ntebellum
(2020) es una gran película en muchos aspectos. De género indefinible, la etiquetan como "terror", pero lo que causa el terror no es un mundo fantasmal sino la realidad del mal, en este caso centrada en lo que muchos —el expresidente Joe Biden y actual pretendiente a la Casa Blanca entre otros lo hizo ayer— han llamado el "original sin", el pecado original de los Estados Unidos: el racismo. No es necesario creer en fantasmas o inventar monstruos para la pantalla cuando la historia nos los ofrece... y la actualidad misma nos los muestra cada día.

Esta es una película producida, escrita y realizada para el mundo del "Black Lives Matter" que abarca el ayer y el hoy en un arco trágico que es el de la esclavitud y la maldad infinita que supone. Sus directores, tiene dos, son Gerard Bush y Christopher Renz, el primero afroamericano, el segundo no. Creo que este detalle, que podría no ser de importancia, aquí, en el mundo de Trump lo tiene. Es ya una declaración. Sin medias tintas, es una película anti racista, no solo una película sobre la esclavitud. Es sobre todo una película de entonces y ahora y de ahora y entonces que nos explica que el racismo es algo más que la esclavitud y que esta también tiene muchas formas en la realidad. Es ese pecado original que no ha sido lavado por purificación alguna y que sigue latiendo en la sociedad norteamericana.



Antebellum se abre con un espectacular plano secuencia que nos muestra magistralmente la vida existente en una plantación de algodón, con esclavos recolectores, condenados al silencio, sometidos a una brutalidad que no se nos esconde en ningún momento.

Puedo ponderar las virtudes de esta película, pero no puedo ir más allá porque los espectadores deben seguir el proceso que se nos propone paso a paso, momento a momento, fotograma a fotograma.

Antebellum es una película profundamente cinematográfica, cien por cien visual. No todas lo son. Esa eficacia visual, con cada plano cumpliendo una función expresiva, llevándonos de un lugar a otro, mostrando la crueldad que pervive bajo múltiples apariencias y detalles. Antebellum debe ser recorrida de principio a fin para vivir el trayecto que se nos propone y así vivir desde dentro el horror de la esclavitud y del racismo en que se funda y justifica.

No se cuestione lo que ve; solo déjese llevar. Es lo que se le propone con buen juicio estético. Deje que su mente vaya recogiendo las piedras dejadas en el camino, por el excelente guión y el flujo de las imágenes. Dejen que juegue con usted; todo arte es de alguna manera prestidigitación, ilusión, sugestión. Antebellum lo es.


La interpretación de una gran actriz en alza, Janelle Monáe, cantante de éxito y modelo es un punto destacado. Lo es más si tenemos en cuenta la diversidad de su propio personaje. Monáe se ha definido a través de papeles comprometidos con su negritud, como ha ocurrido con las excelentes Figuras ocultas (Hidden Figures, Mary Jackson 2016) sobre el papel ignorado de las mujeres negras que fueron decisivas en los proyectos de la NASA como "calculadoras" vivientes, y también con Harriet (Mary Buchanon 2019), dedicada a Harriet Tubman, una de las heroínas de la liberación de la esclavitud. Janelle Monáe también tenía un papel en una película infravalorada y muy original, Regreso a Marwen, una agridulce tragicomedia sobre el abuso y la homofobia, sobre la violencia latente en la sociedad norteamericana y cómo se vuelca con los más débiles. Como puede apreciarse, Janelle Monáe es una actriz que invierte su tiempo en proyectos comprometidos con causas que merecen la pena. Es su opción y me parece bien y justo por los resultados de dejar al descubierto la historia olvidada, distorsionada, tachada.

El resto del reparto cumple perfectamente con sus papeles, muchas veces de un esquematismo necesario que es precisamente con el que se caracteriza el mal, ese pecado original que ha sido analizado desde autores como el poeta, novelista, ensayista y crítico Robert Penn Warren (1905-1989) en su ensayo Poesía y Democracia o novelas como Matar un ruiseñor, el célebre texto de Harper Lee y la película inolvidable (Robert Mulligan).

En otro espacio escribí que el año anterior, 2018, había sido un año de denuncia de la discriminación y del racismo. Lo fue con películas como la ganadora del oscar Green Book (Peter Farrelly 2018) o Infiltrado en el Klan  (BlackKKlansman, Spike Lee 2018) o el mismísimo éxito de Marvel Black Panther (Ryan Cogleer 2018), cuyo actor principal ha fallecido hace unos pocos días con enorme eco en todo el mundo. Antebellum tiene mucho de las anteriores en su espíritu reivindicativo, pero ha elegido un camino muy distinto al de cualquiera de ellas. Quizá esté más cerca de películas como Déjame salir (Get Out, Jordan Peele 2017) o Nosotros (Us, Jordan Peele 2019), películas con las que comparte productor.


Antebellum
tiene belleza en lo formal y denuncia y crudeza en su contenido. Técnicamente, la cámara se mueve dando sentido al universo en que se encuentran, al espacio o espacios que se nos presentan. Es una película por encima de los géneros, pues se mueve de uno a otro llevando al espectador sorprendido.

Magnífico guión de sus directores y magnífica fotografía; la música no se queda atrás marcando las transiciones y las emociones en una película que nos remite a un discurso emocional, de choque, poniendo a prueba nuestro sentido de la realidad, que se va desmoronando conforme avanzamos.

Quisiera poder ser más preciso, pero es importante que el espectador descubra por sí mismo el juego que se le plantea, los caminos que ha de recorrer. Cuando salimos de la sala debemos seguir trabajando, ordenando nuestros pensamientos tratando de unir las piezas de la figura que se ha formado ante nosotros, que no es más que el espejo de la realidad. Es la magia del cine.

J.A.

 



Antebellum (2020)  

Directores: Gerard Bush, Christopher Renz

Guionistas: Gerard Bush, Christopher Renz

Intérpretes: Janelle Monáe, Arabella Landrum, Jena Malone, Eric Lange, Tongayi Chirisa, Achok Majak, Jack Huston, Kiersey Clemons, T.C. Matherne, Robert Aramayo, Marque Richardson, London Boyce, Bernard Hocke, Dayna Schaaf, Gabourey Sidibe

Otras entradas