domingo, 18 de junio de 2023

Asteroid City (Wes Anderson 2023)

 No merece la pena contar el argumento de Asteroid City. ¿Para qué? Contar el argumento sirve de algo cuando el argumento, la historia, sirve para algo. Pero en las películas de Wes Anderson el argumento sirve para otras cosas, es algo diferente a lo que habitualmente suele ser. No digo que el argumento de Asteroid City no sirve para nada, sino simplemente que sirve para otra cosa, que mantiene una relación distinta con el desarrollo de las imágenes. No es una forma convencional, sino una historia que busca su propia forma.

Cuando una película tiene un reparto millonario, una acumulación de actores de primera línea de tal calibre significa dos cosas: la primera es que los actores desean trabajar en el proyecto, que sienten admiración por su trabajo y desean formar parte de él; en segundo lugar, significa también que no es un producto del star system, algo que también nos dice muchos sobre estas películas de Anderson.

Todo esto nos deja algunas preguntas, pero sobre todo nos permite disfrutar de una película en la que la trama va por su lado y los actores pueden dejar de ser estrellas, incluso, parodiarse ellos mismos.

Anderson desvía la mirada de la historia —cuanto más absurda, más eficaz— y del fetichismo del actor —cuantas más estrellas menos fijación en ellas— para concentrarse en la forma cinematográfica, que es lo que queda cuando quitas historia y actores.

La forma de hacerlo es la autoconsciencia de la narración. Nos sitúa dentro de una historia contada —¡estupendo Bryan Cranston en su actuación imitación del presentador televisivo Ed Sullivan, una vieja gloria de la época heroica del medio!— que nos hace conscientes de la fabricación de la historia, una obra teatral llamada "Asteroid City". Cranston es simplemente "the host", no un personaje, sino una función, alguien que nos separa de un mundo "real" en blanco y negro, para presentarnos un mundo ficticio en color. "El presentador" es lo que marca ese mundo intermedio entre la ficción y los espectadores, a los que se dirige para "explicar" lo que vamos a ver. Y lo que vamos a ver es un mundo dividido en "actos" y "escenas", del que conocemos los "seres reales", empezando por el "autor" de la obra y a los "actores", que preparan sus intervenciones en lo que serán "su" visión en ese mundo. Solo que, a diferencia de lo que ocurre en otros filmes que utilizan ese doble plano, los actores pueden ser ligeramente distintos a los personajes que representan. Un actor representa a un actor que representa a un actor que representa. La película se nos presenta como un juego de muñecas rusas, unas dentro de otras, unas "matrioshkas".

Anderson nos escamotea lo que es habitual en un filme, la creación de una realidad ficticia para darnos una ficción dentro de una ficción dejando al descubierto toda la artificialidad del proceso creativo para hacernos olvidar algo: que estamos ante una construcción, pieza a pieza, gesto a gesto, plano a plano.

En este sentido Asteroid City acumula "distanciamientos" en cada uno de sus planos, en cada una de sus secuencias, en el conjunto armado con todo ello. Un filme es una construcción, una pieza elaborada a golpe de imágenes artificiales, que no nos deja olvidar que no es real. Allí donde otros buscan la ilusión, Wes Anderson busca otra cosa: hacernos conscientes de ella. Para ello nada mejor que un argumento delirante y absurdo y retorcer el concepto de plano, la idea de composición.

La película hay que verla plano a plano porque así lo requiere, ver cómo cada escena está construida específicamente rompiendo las reglas de la composición y creando las propias en cada caso. Las conversaciones desde sus ventanas entre Midge Campbell (Scarlett Johansson) y Augie Steenbeck (Jason Schwartzman) obligan a una forma de componer diferente. Lo que vemos en las ventanas en los travelling laterales que recorren las fachadas nos permite cambiar los planos en el mismo movimiento. La cámara, en estos casos, busca a los personajes en sus espacios hasta hacerlos visibles. Se desplaza en giros que dan cuenta de ese espacio cerrado por el que se mueven. Están allí y los tránsitos son como paradas en cada uno de ellos, tras lo cual sigue buscando hasta encontrar a los siguientes.

Cada personaje tiene construida su propia historia, absurda la mayoría de los casos, que requiere su propio tratamiento, como en el caso de la historia del fotógrafo y las tres niñas y el hermano, a los que se añadirá el abuelo (Tom Hanks). El personaje del general Grif Gibson (Jeffrey Wright) es un ejemplo claro de cómo cada personaje lleva asociado su propio tratamiento visual y escenificación dentro de ese mundo cerrado (en cuarentena) que es Asteroid City. Ese mundo solo es atravesado por persecuciones de criminales que pasan y se alejan o perturbado momentáneamente por explosiones nucleares. Asteroid City es solo un punto en el mapa imaginario en el que se han encontrado una serie de personajes salidos de la mente de un autor problemático.

Interpretaciones dislocadas, montaje distanciante y un color significativo que busca la artificialidad de los decorados, ya de por sí artificiales, crean este mundo extraño que se nos va haciendo familiar conforme nos adentramos en las historias locales (el asteroide) y las conmemoraciones, con una extraña conjunción de actores desdoblados, niños prodigio que deben recibir un premio, un fotógrafo y su familia (sin la madre fallecida), una actriz en busca de sí misma y hasta una banda de música country que pondrá música y baile a una canción compuesta para los extraterrestres.

No es una película realista, sino una construcción de niveles, del autor teatral a los actores participantes, con ese presentador intermedio. Las historias fluyen por los dos niveles, en el de los intérpretes y en el de lo interpretado. La racionalidad se pone al servicio del puro disparate en ambos niveles. No estamos viendo el mundo, sino una "película" dentro de una película, con sus propios créditos, con su propio color, otra forma de establecer capas.

No es el tipo de cine que le gusta a todo el mundo. Es un ejercicio precisamente de desmontaje de la ilusión cinematográfica edificando una forma casi brechtiana de hacer cine. Como en películas anteriores de Anderson, la historia del cine sirve para no repetirla, como fuente de motivos y formas que se han de eludir jugando con ellas. Como se nos dice en el filme, "lo importante es seguir contando"; da igual dónde nos lleve.

Ayer, día de su estreno, yo estaba solo en el cine. Fue algo entre Wes Anderson y yo.

Joaquín Mª Aguirre

 

 

Asteroid City (Wes Anderson 2023)

Guión: Wes Anderson, Roman Coppola

Intérpretes: Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Jeffrey Wright, Tilda Swinton, Bryan Cranston, Edward Norton, Adrien Brody, Liev Schreiber, Hope Davis, Steve Park, Rupert Friend, Maya Hawke, Steve Carell, Matt Dillon, Hong Chau, Willem Dafoe, Margot Robbie, Tony Revolori, Jake Ryan, Jeff Goldblum, Grace Edwards, Aristou Meehan, Sophia Lillis, Ethan Josh Lee...

Producción: USA

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