sábado, 19 de marzo de 2022

The Batman (Matt Reeves 2022)


El origen de nuestros modernos mitos se encuentra en los cómics,  en las epopeyas gráficas que se ven renovadas en nuevos ciclos alternativos en los que continuar las bases salidas de ellos. Tras el buen recibimiento general del último Spider-Man, nos llega el reinicio de otro ciclo, esta vez de Batman, dirigida por el director y guionista Matt Reeves, que se había prodigado anteriormente con otro clásico, esta vez literario y cinematográfico, pero igualmente mítico, el derivado del “planeta de los simios”.

Cuando el chico que entró a limpiar la sala me preguntó si me había gustado la película, le dije que sí y me medio una información que me había pasado desapercibida. “¡Son casi tres horas de película!”, me dijo. No me lo podía cree y miré la esfera iluminada del reloj. Faltaban unos pocos minutos para llegar a las tres horas, en efecto. Puede que el dato no parezca relevante, pero el cuerpo en una butaca es también un crítico del filme. No había mirado la hora durante toda la proyección, mis ojos habían estado pendiente de la pantalla del principio al fin de la película. Eso ya nos dice algo, sí.

El segundo detalle es que no reconocí a Colin Farrell tras su disfraz, lo que quiere decir que el actor desaparece tras tras el personaje, y esto es algo que va más allá del personaje o del actor.


Quizá todo ello se produzca porque el verdadero protagonista no es Batman ni un actor como Robert Pattinson, sino la oscura ciudad de Gotham, por un lado, y la mente igualmente oscura de Batman. Pasamos del “caballero oscuro” de Christopher Nolan a esta “ciudad oscura” de Gotham.

La verdadera protagonista es Gotham y la narración son los efectos morales de su corrupción. De esta forma los descubrimientos de Batman se convierten en indagaciones sobre su propio origen, un recorrido por los entresijos de la ciudad, de su historia y del papel de su propia familia.

El filme nos lleva a los primeros años de Batman y al enfrentamiento contra el villano adecuado, Enigma, ya que contribuye a crear un clima esencialmente interrogativo. Donde otros villanos le hubieran llevado al enfrentamiento físico, Enigma le lleva a preguntarse por el sentido de lo que ocurre y al papel que juega cada uno, incluido él mismo. Es en él, Batman, donde se libran las batallas internas. La ciudad es el escenario esencial, la consecuencia de lo que ocurre, el resultado. Transformar la ciudad en un espacio mental, en un “state of mind”, es el gran acierto de la película. Gotham es el espejo que nos revela la verdadera naturaleza oscura de las cosas. Oscuridad del espacio recorrido, necesidad de llevar una luz que ilumine su sentido para el protagonista. Pero la luz no siempre ilumina una verdad gratificante sino muchas veces desoladora. Acabar con los villanos apenas resuelve nada; el mal está por encima de ellos.

La palabra que más se nos repite es “venganza”, el móvil que lleva a unos contra otros y que el propio Wayne y Batman deberán sacar a la luz en sus zonas. En este sentido, es el “enigma” que se les propone el que nos lleva a través de unos y otros personajes a lo largo del filme. ¿Por qué? es la pregunta que mueve la acción. Y ahí radica el secreto de los más de 170 minutos del metraje y de cómo se nos lleva a través de él.


Aunque parezca una paradoja, la película es tremendamente visual por el empleo de la oscuridad. Gotham es la oscuridad que se surca. El ojo se acostumbra a navegar por ella con los personajes. La iluminación se centra en crear la ausencia de luz para definir un ambiente. Hay una escena de pelea en la que la única iluminación se produce con los destellos de los disparos. Nuestros ojos se acaban acostumbrando a la oscuridad, verdadera metáfora visual que define el mal como la ausencia de la luz, que ha huido y que tímidamente trae el amanecer final. Comprendemos plenamente que la oscuridad es el medio natural del hombre murciélago, pero también que no hay luz alrededor de Bruce Wayne.

La acción está magníficamente retratada y mimada en la secuencia de la persecución en el batmóvil al Pingüino, una secuencia que reúne las virtudes de la dirección de Reeves. Dice el director que entre sus referencias está el filme The French Connection (William Friedkin 1971), otra historia de corrupción con una célebre persecución automovilística. La fotografía, el montaje y la música se hermanan adecuadamente, en el lenguaje cinematográfico, dando lugar a ese flujo continuo que nos lleva a visitar los angostos espacios de los crímenes y las posteriores salidas a la ciudad oscura, un ritual que se repite de crimen en crimen. Un filme de acción mental.


En el capítulo interpretativo, la película nos trae un introspectivo Robert Pattison ajustado tras la máscara y a una sólida Zoë Kravitz en el papel de Selina y Catwoman. Los villanos están naturalizados, dejando cualquier atisbo mistificador al margen.  No son una especie diferente, sino el producto de esa ciudad oscura, como lo es el propio Bruce Wayne. La deformidad física es solo el reflejo de la deformidad moral, es la consecuencia de la corrupción que ha inundado ese espacio, como ocurrirá con sus oscuras aguas. Reeves juega con un simbolismo, con un valor religioso que hace del diluvio una tímida posibilidad de renacimiento ante un futuro en el que se irán desvelando nuevos frentes de oscuridad, secreciones ciudadanas del mal, que está en la raíz de la ciudad misma.

Batman ha sido siempre el héroe torturado, una vida doble que tiene mucho de represión y salida de la rabia. En este filme se nos muestra descarnado en su contención de lo que hay dentro de él, esa rabia que estalla en momentos en los que se acerca a los secretos que le rodean. Siendo la venganza lo que les anima, el conjunto de sentimientos que la rodean, de la ira al remordimiento, necesita de otros personajes que representen el regreso al equilibrio, de Andy Serkis como Alfred a Jeffrey Wright como el comisario Gordon. Matt Reeves ha logrado un sólido reparto, bien equilibrado para transmitir esas tensiones alrededor del doble eje de Batman y Wayne.

Hay varios proyectos más allá de la ya rutinaria trilogía que rodea a estos personajes que nos llegan de las raíces de la cultura popular de masas, auténticos crisoles de sentimientos y acción. Esta vez, son más ambiciosos los proyectos y prometen llegar a la dimensión televisiva expandiéndose en varias series. Los buenos resultados conseguidos en críticas y taquillas animan los proyectos.

 Joaquín Mª Aguirre



The Batman (2020)   

Director: Matt Reeves

Guionistas: Matt Reeves y Peter Craig

Interpretes: Robert Pattinson, Zoë Kravitz, Paul Dano, Jeffrey Wright, John Turturro, Colin Farrell,

Peter Sarsgaard, Jayme Lawson, Andy Serkis...

Producción: USA

 Género: Aventuras, cómic, DC

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