sábado, 2 de marzo de 2024

Dune. Segunda parte (Denis Villeneuve 2024)

 Denis Villeneuve cumple con las expectativas creadas con Dune (2021) en la continuación que se nos ofrece. La película es un deleite como espectáculo cinematográfico, una fusión entre un gran guion y una escenografía que manifiesta como forma cambiante y colores cálidos, una conjunción de abstracción y formalismo. El escenario, el planeta, es escenario y protagonista del filme.

El secreto de la fascinación que ejerce este Dune es precisamente lo que tiene de profundización en el poder y sus mecanismos perversos. De nuevo afloran los centros de poder y ambición, los manifiestos y los que se esconden en la sombra. Dune no solo habla del "poder" sino de quienes creen tenerlo; nos habla de las conspiraciones y de lo que tiene de credulidad y de ilusorio. El poder está al margen de lo real, una mezcla de lo que se desea y de lo que permanece oculto.

Villeneuve ha logrado convertir la realidad de las ambiciones en apariencias, pues todo lo que la película nos muestra es precisamente la vanidad ante un destino que solo algunos atisban a entrever en la maraña de sucesos. Dune nos muestra las distancias entre los que creen en lo inevitable y los que saben que es una fantasía manipuladora.

Esta vez vemos a un cada vez más convincente Thimothée Chalamet en su papel de Paul Atreides temiendo un destino que se la manifiesta en visiones y que no quiere aceptar. Sin embargo, es difícil resistirse a los que creen ciegamente en su destino.

La complejidad del argumento parte de su propia indagación en el ser humano, porque Dune no es una película de Ciencia-Ficción, algo que es puramente accesorio. Es una indagación sobre los hilos de las ambiciones que crean la Historia, es una cala en el ser humano tras los imperios.

Villeneuve crea una combinación perfecta entre el lirismo y la epopeya, entre el destino que nos atrapa y el deseo que nos ofrece las posibilidades de una ilusoria felicidad. El director pasa del primerísimo plano emocional—unos ojos, parte de un rostro— a los grandes planos que nos ofrecen las fuerzas desatadas del imperio.

No hay plano malo o sobrante en Dune 2. Todo está perfectamente encajado en una trama milimétrica que salta de un escenario a otro. Seguimos el ritmo de lo que se nos ofrece como si cabalgáramos esos gusanos gigantescos que se nos ofrecen entre las arenas del desierto.


A ello contribuye la película como una totalidad, algo que no siempre se logra. Dune 2 se ve y se vive. Sus dos horas y media de metraje nos dejan deseosos de más de saber cómo avanzan hacia lo catastrófico las distintas fuerzas que tratan de hacerse con el espacio y el poder dentro del gigantesco tablero del imperio.

Los actores, magníficos. Thimothée Chalamet mostrando esos movimientos internos de su peronaje; fenomenal Zendaya en su contención de la emoción y la atracción, la fe. Rebecca Ferguson, como también hace Charlotte Rampling, mostrando ese poder oscuro tras el velo. La incorporación de nuevos personajes nos trae a Christopher Walken, a Florence Pugh, a Léa Seydoux... que tendrán su recorrido en la próxima entrega.

En su momento, habrá que ver las partes de la saga de Dune en su continuidad. Habrá que comprobar la "emoción" y el "conocimiento" que van acumulando en cada entrega para comprobar su cohesión final. Hasta el momento, las dos partes dejan satisfechos a los espectadores.

Villeneuve ha ampliado el género de la Ciencia-Ficción. Lo ha hecho en el fondo y en la forma, dejando que los géneros fluyan libremente por la película dándole forma adecuada en cada momento para ajustarla a la trama y a los actores. El escenario ese desierto asombrosamente cambiante en su monotonía. De los espacios abierto sin fin pasamos a los estrechos barrancos, a las cuevas donde se adquiere una dimensión distinta.

Dune 2 es un espectáculo por ella misma, más de dos horas y media de buen cine. Es una indagación sobre la intriga de unos y la fe fundamentalista de otros, sobre cómo los que quedan en medio pueden tratar sus propias emociones o dejarse arrastrar por algo que no desean, pero a lo que son empujados.

Contamos ya los días para ver la tercera parte de algo que ya es grande.

 

Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Dune 2 (2024)     

Director: Denis Villeneuve

Guionistas: Denis Villeneuve y Jon Spaihts, sobre la novela de Frank Herbert

Intérpretes: Thimothée Chalamet, Zendaya, Rebecca Ferguson, Austin Butler, Javier Bardem, Josh Brolin, Florence Pugh, Stellan Skargard, Christopher Walken, Dave Bautista, Léa Seydoux, Charlotte Rampling, Stephen Henderson

Producción: USA, Canadá

Duración: 166 minutos

domingo, 25 de febrero de 2024

Ferrari (Michael Mann 2023)


Los denominados "biopics" suelen tender hacia ciertos formatos próximos al documental. Ferrari, la película de Michael Mann con la vida del ingeniero y propietario de la famosa empresa automovilística, se aleja de ese modelo y va en busca de otros formatos.

El filme tiene tres niveles destacados: el automovilístico, con sus modelos y carreras; el empresarial, con la supervivencia de fondo; y un tercero, el fundamental, el que indaga en la relaciones personales entre Enzo (Adam Shiver), Laura Ferrari, su esposa (Penélope Cruz)) y su amante, Lina Lardi (Shailene Woodley).

Lo primero que hay que señalar son dos aspectos esenciales sobre los que se construye la película. El primero es la solidez del guion, basado en una obra biográfica del periodista Brock Yates (1933-2016). Las páginas de información de la película hablan de un proyecto que comenzó a tejerse en el año 2000, lo que significa más de 20 años para su estreno, múltiples actores propuestos para el papel principal y muchas manos en el proyecto. Finalmente está aquí, en las pantallas. Creo que el resultado merece la pena. El guion es muy sólido y los motivos profundos que marcaron la vida de Enzo Ferrari van saliendo a la luz a través de los diálogos y enfrentamientos entre los personajes.

Una película como esta solo sale a la luz con un compromiso de los actores con sus personajes. En esto los tres protagonistas cumplen con creces. Un convincente Adam Shiver, trabajando a fondo su personaje: un más que convincente Penélope Cruz en su papel pasional reprimido y una Shailene Woodley que logra encontrar un papel a su altura tras unos cuantos años sin dar con ello. Es un trío sobre el que se puede construir una historia compleja y convincente, subterránea y explosiva. El guion ofrece a los actores la posibilidad de convivir con ese dolor, con esas frustraciones interiorizadas que solo salen a la luz en los momentos en los que el director les crea un espacio en la película.

Hay momentos realmente emocionales entre los personajes, especialmente, entre una Penélope Cruz muy italiana y un Shiver recogido en su mundo de los negocios y una vida paralela con la que trata de convivir.

La película tiene una más que correcta dirección de Michael Mann, que sabe escoger esos momentos densos y darles el tratamiento visual adecuado para que los actores puedan expresarse con la intensidad requerida. Pese a los diferentes niveles y a su espectacularidad, Ferrari es un drama de descubrimiento sentimental, de explosión de lo reprimido bajo los silencios; es el afloramiento del dolor tras la máscara.


Pronto comprendemos que los coches, las carreras, el éxito no son más que bálsamos inútiles para el verdadero dolor, el que se manifiesta ante la visita diaria a la tumba del hijo perdido. Magníficas las escenas en esos diálogos que niegan la muerte para poder seguir viviendo.

Merece especial mención la magnífica fotografía de Erik Messerschmidt y el montaje de Pietro Scalia, que le dan empaque visual tanto en los momentos de intimidad como en la espectacularidad de las carreras.

Ferrari es una película meritoria, se sigue con interés en lo humano y en lo visual. A ello contribuye lo fluido de la historia con ese entrelazado de líneas antes señalado. Es una pena que ninguno de los dos guionistas llegara a ver en pantalla el filme, dado lo prolongado de su trayectoria. Que un proyecto vaya de mesa en mesa durante 20 años nos dice bastante de su complejidad, de las dudas y, finalmente, del interés despertado por un proyecto así, que da forma a la vida de Enzo Ferrari dándole un sentido que es probable que él mismo no pudiera percibir en la claridad que Michael Mann, los guionistas y los actores han sabido darle. Esa es la función del arte, dar formas y sentido a lo que puede no tenerlo; es una tentativa de explicación.

Podríamos entender esta película como una muestra de algo que solemos olvidar: la diferencia entre el éxito y la felicidad.

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Ferrari (2023)    

Director: Michael Mann

Guionistas: Troy Kennedy Martin (1931-2009) y Brock Yates (1933-2016)

Fotografía: Erik Messerschmidt

Intérpretes: Adam Shiver, Penélope Cruz, Sheilene Woodley, Gabriel Leone, Sarah Gadon, Jack O'Connell, Patrick Dempsey, Michele Savoia, Giuseppe Bonifati, Erik Haugen...

Duración: 130 minutos

Producción: USA, Reino Unido, Italia, China

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