sábado, 19 de noviembre de 2022

Armageddon Time (James Gray 2022)

 

Hay películas que que cuentan cosas grades mientras que otras cuentan pequeñas. La idea de lo grande o lo pequeño se acaba forjando en la mente del espectador, del lector de una novela o del observador de un cuadro. Lo grande y lo pequeño en el arte no depende de la importancia de las cosas sino de cómo actúan en la mente de los receptores.

Armageddon Time, del director James Gray, es una de esas obras de arte que cuentan cosas pequeñas para hablar de las grandes, de las importantes en la vida. El Armagedón es un término bíblico para referirse al final de los tiempos, a la llegada de grandes catástrofes. De esta forma, esta obra pequeñita, localista, nos habla de la vida, del gran cambio, de la llegada de un tiempo nuevo por hundimiento del anterior. Eso es construir arte sin necesidad de grandes recursos, decorados, presupuestos.

Armageddon Time es una historia sin héroes, solo con cobardes; sin grandes inteligencias, solo con supervivientes; con más silencios que discursos. En esta película no hay gente con las cosas claras, sino frustraciones y sentido de derrota en la vida. Argameddon Time es el momento del despertar a la realidad que ha sido ignorada; es un despertar súbito, descubrir que el mundo en el que creías vivir no es como lo veías hasta el momento. Es es el momento en que dejas de reírte y te das cuenta que el chiste eras tú. Armageddon Time es la vida misma y sus cambios catastróficos.

En Ad Astra (2019), James Gray nos contaba su particular versión de El corazón de las tinieblas, la maravillosa novela de Joseph Conrad que nos llevaba en un viaje hasta el centro de la oscuridad. Nos sacaba de los senderos africanos y lo convertía en una historia del espacio, de astronautas.

En Argameddon Time, James Gray se centra en la más absoluta realidad, que no realismo, un estilo que presume de no tener estilo. No podemos hablar solo de una historia de una familia. Es una familia, sí, pero también es el punto de vista de un adolescente que va a descubrir que la vida es otra cosa, como descubrirá que la sociedad no es como se imagina.

La historia está construida con precisión milimétrica, tanto en la construcción de los personajes, a los que vemos tanto por sus detalles como por sus momentos de sinceridad, momentos en los que la vida les vence y necesitan explayarse para decir lo que realmente piensan.

Todo esto no se sostendría sin una increíble actuación de los diferentes actores de la película, los que se encargan de encarnar con naturalidad aquello que nos han de mostrar en este juego de descubrimiento desde un punto de vista, el del joven Paul Graff (Banks Repeta), una interpretación extraordinaria, y más si tenemos en cuenta a los actores con los que se rodea, de un Anthony Hopkins a una Anne Hathaway, ambos actores de prestigio y experiencia, bordando sus papeles. Pero el centro de la historia es ese niño que pasa al otro lado de la vida, una ficción irresponsable que ha estado disfrutando, incapaz de ver el sufrimiento, la frustración, el doloroso camino por el que han transitado los que se encuentran a su lado.

Extraordinaria la interpretación de los protagonistas, pero también esos secundarios que cumplen un papel importante, ser esas figuras que siempre están ahí, pero que son portadoras de historias únicas, historias de superación, de sacrificios, de frustraciones.

Lo que se logra es un retrato apasionante y terrible de la Norteamérica de los años 80, con un fondo de Ronald Reagan llegando al poder, un mundo sin piedad donde el éxito (económico, social) lo es todo.

Hay un momento que puede pasar desapercibido al espectador español, cuando el personaje que Paul se encuentra al entrar en su nuevo colegio es Fred Trump, el padre de Donald Trump, alguien que construía vivienda sociales que solo vendían a los blancos y con oscuros contactos con el KKK. El racismo es uno de los elementos clave en esa sociedad que se nos muestra. Es una conexión entre pasado y presente, con los Trump como vehículo de lo que se estaba fabricando.

El tema del racismo recorre el filme a través de la amista de Paul con su compañero Johnny Davis (Jaylin Webb), otro gran trabajo interpretativo. Las historias de cómo llegó su familia a los Estados Unidos, huyendo de las persecuciones nazis y de cómo transformaron sus apellidos para no ser rechazados en su vida es uno de los fondos que irán pasando a primer plano, ganando en intensidad.

La realización de Gray se ajusta a los personajes, el centro de la película. Argameddon Time es una película sin héroes; solo de supervivientes, como hemos dicho; del descubrimiento del mundo que te rodea, de tu desconocimiento o ceguera, de la falsa perspectiva que hace que todo se pueda basar en un golpe de suerte, ausente la justicia y la esperanza.

Todo el reparto está comprometido con el proyecto. Eso es algo que llama la atención de los filmes de Gray, la participación de grandes actores para papeles "pequeños". Saben que forman parte de un proyecto con sentido, que va a decir algo. Las grandes películas no son las películas grandes.

El cine de James Gray está bien escrito, bien dirigido y bien interpretado. Nos dice algo sobre la vida; es algo más que entretenimiento, que pasar el rato. Una buena película que nos deja tiempo para pensar.

Joaquín Mª Aguirre (UCM)  

Argameddon Time (2022)   

Director y guionista: James Gray

Intérpretes: Banks Repeta, Anne Hathaway, Anthony Hopkins, Jaylin Webb, Jeremy Strong, Jessica Chastain, John Diehl, Andrew Polk...

Producción: USA

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