sábado, 23 de noviembre de 2019

Frozen II (2019)

Son muchas las cosas que se puede valorar en una película de animación respecto a una película "normal". La animación en un mundo en sí mismo que aporta valores tanto de lo puramente expresivo cinematográfico como de los avances tecnológicos que aporta en cada ocasión.
Frozen II (Chris Buck y Jennifer Lee 2019) repite reparto y guión y dirección. No ha habido que esperar tanto tiempo para una segunda parte como para Los Increíbles, por ejemplo, porque la primera parte se estrenó en 2013, lo que en términos de animación no es mucho. Seis años de aprovechamiento para preparar la llegada de esta segunda parte. Cuando se estrenó Frozen, creo que todo el mundo estuvo de acuerdo en que se trataba de un "clásico" instantáneo, producido además en una época de oro de la animación por cantidad, variedad y calidad. 
La tecnología ha dado un gran salto desde el dibujo animado y del stop-motion, donde se mantuvo durante décadas, a la animación por ordenador, un mundo que abrió Toy Story (1995). Entre otras (dejando de lado la animación japonesa), hemos podido ver películas como Ratatoutille (2007), Zootrópolis (2016) o la ya mencionada, Los Increíbles (2004). Cada una de estas películas, junto a otras, han ido aportando nuevas posibilidades técnicas y artísticas diluyendo las fronteras entre las películas de animación y la "reales", de las que es importante decir que han diluido también muchas fronteras al convertir en "realistas" cosas que solo eran posibles en la animación. Los ejemplos de la Marvel son suficientemente claros en este sentido. Hoy tenemos un continuo que va desde el documental realista a lo que la fantasía pueda o quiera soñar. En términos pictóricos, significa que podemos ir de Antonio López a Miró, pasando por el surrealismo como punto medio entre realidad y fantasía. Hoy todo es posible en términos de cine, del sueño a la pantalla.


Cuando asistimos a una película como Frozen II (o Los Increíbles II) nos fijamos en la historia que nos cuenta, en cómo nos la cuentan y en cómo se han ampliado las formas de contarla respecto a las anteriores.
Pero hay un cuarto elemento que en este tipo de cine es importante y no se suele tener en cuenta, centrados en el filme. La sala a la que asistí estaba llena de familias, de niñas (algunas vestidas de princesas) y niños ansiosos por ver una película que representa algo importante para ellos. Al fin y al cabo, es una película para ellos, por lo que hacer sesudas reflexiones está muy bien, pero no es lo mismo. Cuando veía a las niñas vestidas de princesas esperando nerviosas para entrar, intento meterme en esa mente, pero es difícil de conseguir. Puedo intentarlo, como escucho al niño que llora cuando Olav desaparece deshecho en copos. Nos olvidamos de todo esto porque somos demasiado expertos espectadores, curtidos en risas y lágrimas. Pero, como se pedía en el siglo XVIII, no hay que negar las lágrimas a los héroes, porque eso es abundancia de corazón. 
Los niños viven Frozen II como una experiencia continuada respecto a Frozen, que sigue siendo algo importante para ellos. Lo que para nosotros es una película pasada, para ellos es actual, vista una y mil veces. Es como para las niñas del traje, una segunda piel con la que disfrutar la fantasía que la película aporta. Nosotros estamos lejos y miramos con cierta nostalgia la pérdida de esa forma de mirar, leer o escuchar, que es vivir.
Frozen II tiene una historia que se sigue bien y acorde con los tiempos de cambios climáticos y pérdida de la naturaleza. Los espíritus de la tierra tienen protagonismo frente a otros filmes como Los Increíbles o Ratatouille, que son quizá más adultas. La historia juega con la baza cómica de Olav y del propio Sven. Las chicas son adultas, solidarias y preocupadas por el mundo, como lo eran en la película anterior. Ellos se preocupan por ellas y les siguen y confían, dispuestos cuando es necesario.


La naturaleza de las relaciones lleva a que Sven y Olav tengan dos divertidos números musicales cómicos. La película ha ahondado en la faceta musical. No entro en la calidad de los números en sí, sino en el carácter teatralizado de los números musicales. De alguna forma, los números musicales se separan de la acción en sí y crean su propio espacio y tiempo, el de la canción, en el que se modifican, por ejemplo, las condiciones de la iluminación, como si se tratará de un escenario. Me imagino que este carácter tiene mucho que ver con lo que serán las futuras representaciones musicales en el teatro.
Hoy las películas ya tienen fijado su destino posterior en los escenarios, tal como antes había novelas que se escribían pensando en el cine. No es achacable a Disney, otros lo han hecho y no solo en el cine de animación. Se trata de explotar al máximo la vida del "proyecto" del que la película es solo una parte, la que sirve de introducción a otros espectáculos, de ballets sobre hielo a musicales en los escenarios de las capitales del mundo. El "Disney on Ice: Frozen" ha sido un espectáculo que ha recorrido el mundo y probablemente ocurra lo mismo con Frozen II. Es el mundo de las empresas y de los espectáculos. Pero eso será el futuro y fuera de las pantallas.
El segundo aspecto de Frozen II es su aspecto cinematográfico. La realización de Frozen II avanza en el sentido antes dicho y de forma espectacular. La forma de colocación de las cámaras (contrapicados, por ejemplo) no son frecuentes y muestran la ampliación de posibilidades que la técnica de la animación permite con unos entornos absolutamente realistas, especialmente los paisajes de los bosques, que se nos muestran reales (ya lo hacían en Brave). Pudimos comprobar esta libertad de movimientos en el que se lanzó a hacerlo, Brad Bird en Los increíbles 2, en donde el espacio ya se ajustaba a las características de las ópticas utilizadas en espacios reales. Se acabaron los espacios planos, los fondos estáticos. El ojo sigue a los personajes en un entorno que no se diferencia de los reales en su aspecto físico. Se juega con las distancias focales como lo haría un director de fotografía en cualquier película rodada al natural.


Un tercer aspecto en la animación es la interpretación, aquí entendida como la capacidad gestual de transmitir información, de ajustar la relación entre las palabras y el movimiento. En Frozen II, los personajes se expresan con la totalidad del cuerpo, son capaces de "escuchar", es decir, de reaccionar de forma legible para el espectador ante lo que escuchan. Un ejemplo de esto es el del oficial Mattias, cuya voz original la pone Sterling K. Brown. Se ha tratado al personaje, un secundario, con el mismo nivel en la escucha que en el habla; esto quiere decir, que nunca está quieto, sino que está respondiendo con ligeros movimientos del cuerpo, gestos de atención o hasta con el parpadeo. Eso supone un enorme esfuerzo (y probablemente amor) para quien se encarga de la animación de ese personaje, que busca en él la máxima expresividad.
Por supuesto, los personajes protagonistas están cuidados al máximo, hasta el más mínimo detalle. Podemos fijarnos en el momento en el que las dos hermanas se toman las manos y comprobamos la naturalidad y afecto que se transmiten entre ellas y que se trata que los espectadores perciban como una totalidad. Cosas que por verlas tan naturales nos parecen sencillas, son el fruto de la atención cuidadosa de los que intervienen en la creación del cine de animación.


Creo que Frozen II asegura un buen rato a los aficionados a la animación (yo lo soy) y a los que se dejan llevar por una historia sencilla, bien realizada por dos especialistas, como son Chris Buck y Jennifer Lee, crecidos cinematográficamente en el proyecto Frozen
El público infantil, el verdadero destinatario del filme, sale encantado de la sala habiendo liberado sus sueños. Esa es su suerte. Los que querían otra película, tendrán que hacérsela ellos.
J.A.



Frozen II (2019)    
Directores: Chris Buck y Jennifer Lee
Guionistas: Jennifer Lee (guión). Jennifer Lee, Chris Buck, Marc Smith Kristen, Anderson-Lopez y Robert Lopez (historia)
Intérpretes (voces versión original): Kristen Bell, Idina Menzel, Josh Gad, Santino Fontana, Jonathan Groff, Sterling K. Brown, Alan Tudyk, Evan Rachel Wood, Alfred Molina, Martha Plimpton, Jason Ritter, Rachel Matthews

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