¿Cómo
enfrentarse a la Historia? ¿Cómo enfrentarse —peor— a nuestros recuerdos
idealizados de la infancia (y más allá)? Son algunas preguntas que surgen
cuando uno se enfrenta a películas como la recientemente estrenada Jurassic World (Colin Trevorrow) o esta
de la que nos ocupamos hoy, Lightyear
(2022), dirigida por alguien, Angus McLane, que ha pasado por todas las capas
de la animación, atesorando experiencia en película como Los increíbles, Ratatouille o Buscando a Dori, entre otras.
La experiencia
de Angus McLane en la dirección de largos se reduce al Buscando a Dori como codirector. La intensa y extensa experiencia
en la animación nos lo presenta como un buen director técnico a la vista del
resultado de la película.
Es un Toy Story sin Toy Story; se nos dice que esta es la película que vio el niño protagonista y que le hacía tener a
Buzz como héroe, lo que no deja de ser una buena explicación, pero no resuelve
ciertos problemas, como son las reacciones emocionales y narrativas (¿existe
esto?) del público, que se concentran en sus expectativas, es decir en los
deseos acumulados alrededor de estos entes fascinantes que son las películas
míticas, las que han roto moldes y han echado raíces en nuestra cultura. Lo que
se ha hecho es dar un origen ficcional a un muñeco, una vía un tanto peculiar y
que tiene sus consecuencias y preguntas propias.
Algo
está fallando en la imaginación cinematográfica que necesita de estas serializaciones, que es como apostar
sobre seguro cuando se consigue un éxito; algo falla cuando no se dejan reposar
los mitos y vivimos en una constante reedición de diferentes obras con
diferentes destinos. Toy Story ha
tenido sucesivas ediciones prolongando el mundo de los juguetes. Ahora, con
Lightyear, se ha intentado una vía novedosa con esa "película origen"
que se supone que alimentó los sueños de Andy, el niño que tenía los juguetes
originales entre los que se encontraba Buzz Lightyear. La duda que tengo es que ese
punto de conexión sea factible. Es decir, dudo que si Andy, de siete años,
viera esta película se quedara fascinado con esta película, que tiene unos
planteamientos mucho más adultos.
Ya en Buscando a Dori (una película bastante
depresiva), Angus McLane ahondaba en los miedos e inseguridades, algo que no sé
si es lo más adecuado a lo que se esperaba, pero sí a lo que ha derivado.
La realización de la película es impecable, perfectamente planificada y con una brillantísima iluminación. ¿De dónde vienen las dudas entonces que han hecho que la película tenga ahora mismo un 5 en la IMDB, que suele ser un indicador aceptable del gusto? Me temo que la respuesta es doble: a) demasiada complicación psicológica del personaje (dudo que un niño de 7 años, por seguir su propia propuesta, se mostrara entusiasmado por una película más adulta, en estas complejidades de la personalidad de Buzz); y b) en sentido contrario a la complejidad del héroe se ha creado un mundo plano y repetitivo en los compañeros de equipo.
En la comedia, la conjunción de los elementos es básica,
lo que se demuestra perfectamente en el dúo Woody-Lightyear, del que procedía
gran parte de la comicidad. Pero me temo que la química creada con los nuevos
personajes no es la más adecuada, especialmente. Con la excepción del personaje
de Alisha Hawthorne (también aquejado de su propia patología), la relación con
el resto de los personajes es complicada y repetitiva.
Los problemas de la película son, evidentemente, de guion o, si se prefiere, de construcción de los personajes, más una galería friqui que un grupo de "alegres compañeros de fatigas" como nos presentaba Toy Story. Y eso se nota mucho en una comedia. Mucho me temo que sea un problema congénito del director, es decir, su tendencia a problematizar en exceso la comedia. Si se quiere hacer un drama hay que indicarlo y seguir otras reglas. Ya pasó con Buscando a Dori.
Toy Story ha dejado anteriormente notables secuelas.
Este Lightyear no es una secuela, ni
técnicamente una precuela; es una película
que vio Andy y no la realidad que el Andy de siete años vivió. El Toy Story inicial contó con Joss Whedon
y Joel Coen entre sus ilustres guionistas. Lograron hacer de la primera
película totalmente digital, una obra maestra con una sencilla y sólida
historia, con unos personajes consistentes, incluso para ser "patatas"
o "perros de muelles". Lograron que la tecnología revolucionaria
quedara por detrás de una historia de amistad. Eso se llama "saber
construir". En Lightyear ocurre lo contrario; la tecnología queda por
delante de la historia. Impecable realización, pero la comedia necesita una cosa más: personajes, relaciones, chispa.
Creo que
es aquí donde están fallando algunos de estos aprovechamientos de obras
maestras previas. Los fallos del último Jurassic,
igualmente, son los de un guion inconsistente y precipitado. Lightyear está cuidado al milímetro en
cada plano, técnicamente sobresaliente, pero no nos sentimos atraídos por lo
que escuchamos o vemos hacer; las relaciones entre los personajes son demasiado
simples o demasiado complicadas. Probablemente el público al que se dirige no
esté interesado en las paradojas del tiempo como el de Jurassic no lo está en
las teorías de la genética. Una buena historia es necesaria detrás de cualquier
película y más de una leyenda.
Lightyear (2022)
Director: Angus MacLane
Guionistas: Angus MacLane, Matthew Aldrich y Jason Headley
Género: Animación
Nacionalidad: USA
Duración: 1 hora 40 minutos