sábado, 20 de febrero de 2021

14 días, 12 noches (2019)


 De nuevo, la falta de estrenos de las películas norteamericanas nos abre la posibilidad de acercarnos a pequeñas joyas como esta "14 días, 12 noches", una película dirigida por el franco canadiense, nacido en Quebec, Jean-Philippe Duval.

La película te capta desde la primera imagen, la de ese paisaje nevado modulado por una excelente partitura de Bertrand Chénier, que nos ayuda con la música a penetrar en lo que esta película esconde, el interior de los personajes, donde reside el auténtico centro del filme.

Las primera imágenes nos muestran una tormenta de nieve para conectar con un parto, dos mundo unidos por la continuidad del filme pero distanciados por muchos motivos. Como espectadores, no sabemos dónde estamos ni quiénes son esos personajes que se nos muestran. Forma parte de la estrategia narrativa dejarnos con las imágenes y que nosotros luchemos por darle sentido a la historia que va tomando forma progresivamente. Las piezas empiezan a encajar y el sentido llega. Podemos penetrar ya en el interior de los personajes.

La historia se nos cuenta mediante una serie de retrocesos que van del Vietnam de 1991 hasta el 2008 final que cierra un tramo de la vida de los personajes, un mundo distancias y conexiones desconocidas.

Una vez que estamos dentro de la historia, la dirección de J-P Duval nos muestra un mundo indiferente en el que solo los seres humanos son capaces de sentir la culpa, la felicidad o el resentimiento. La belleza con la que se nos muestra el mundo nos permite establecer lo específicamente humano, el drama que viven los personajes, deseosos de un reconciliación con el mundo y con ellos mismos.



Toda la película nos muestra a dos mujeres empeñadas en no mostrar su interior, presidido por el dolor que no debe salir, pero que finalmente se nos mostrará en un extraordinariamente interpretado por las dos actrices, Anne Dorval y Leanna, y sabiamente mantenido por el director.

La propia forma del filme nos presenta un mundo hermoso que no puede ser disfrutado precisamente por el dolor interior. Hay un momento en que Isabelle (Anne Dorval) llama desde Vietnam a su marido y le pregunta qué tal tiempo hace; él miente diciendo que hace un buen tiempo, mientras el espectador puede percibir la tormenta que no acaba en su lugar de residencia. ¿A qué esa mentira? Todo tiene sentido porque también mienten sobre la tormenta que viven en su interior.

Si el personaje de Isabelle debe fingir ser una turista que disfruta de una visita a Vietnam, el personaje de Thuy Nguyen (Leanna Chea), lleva fingiendo toda una vida que no se ha resuelto desde que la separaron de su hija recién nacida. Lo mismo ocurrirá con otros personajes de este drama esencialmente femenino, pues la maternidad, la biológica y la de adopción, es su centro.

La película está inteligentemente construida y se construye sobre muy pocas palabras, precisamente por mostrarnos un mundo oculto, de silencio, que solo se abre en la soledad de las habitaciones o de un estudio de pintura cuando descubrimos en esos rostros inacabados, indefinidos, que luchan por tomar forma, lo que se ha perdido.



Extraordinario el trabajo de las dos actrices, premiado en festivales en Canadá, con la película como apuesta nacional para la Mejor Película Extranjera en los Oscar de este año. Se ha premiado también la excelente fotografía.

Lo más llamativo de la película es que siendo un melodrama, su forma narrativa lo evade. Una cosa es contar su historia, y otra muy diferente es contemplar su desarrollo, que es profundamente visual y, en este sentido, emocional. La forma busca precisamente nuestra empatía, que nos adentremos en lo que hay en la zona invisible, la que el espectador ha de recrear a partir de la información que se le da. Esto se hace inteligentemente sin aportar información exterior, dejando que esta fluya en los momentos, que sea percibida por el espectador en la forma de desarrollarse. En este sentido, la película es un cine sutil, elegante, refinado, a través de las imágenes meticulosamente encuadradas para transmitirnos en cada momento esas sensaciones buscadas. Véase la forma en que se nos muestra el accidente con un espléndido plano cenital.



Una magnífica película sobre el dolor y la paz interior, sobre lo circunstancial de la vida y la necesidad del esfuerzo para lograr la reconciliación con uno mismo y con los demás. Profundamente humana, profundamente cinematográfica. 

Joaquín Mª Aguirre 




14 días, 12 noches (2019)    

Director: Jean-Philippe Duval

Guionista: Mari Vien

País: Canadá

Intérpretes: Anne Dorval, Leanna Chea...

Otras entradas