sábado, 23 de abril de 2022

El hombre del norte (Robert Eggers 2022)

 

Lo más repetido en los diversos sitios donde ya se ha estrenado “El hombre del norte” son las palabras “brutal”, “bestial” y otras de este tenor. Pero inmediatamente hay que limpiar las palabras de cualquier consideración negativa y explicar que se trata de una forma que tiene sentido en el conjunto de la obra. Es una película bestial para una historia brutal. Lp es porque así es el mundo que se nos describe y los personajes ue lo habitan. El director Robert Eggers ha llegado a una conclusión: no hay una forma delicada de cortar cabezas ni una forma elegante de arrancar un corazón.

Eggers es un director coherente que crea películas coherentes. Lo hizo con la muy interesante La bruja (2015). Un folk-tale de Nueva Inglaterra, como se señalaba, en el subtítulo de la obra. Si allí era la leyenda la que daba forma a la historia y a su universo, aquí será una forma entre mito (el marco) y leyenda (la historia en sí) lo que de forma a El hombre del norte. Esto es importante porque son los géneros los que producen los espacios, sus reglas y sus personajes y no al contrario como suele ser habitual. La gran mayoría de ñas veces vemos héroes más próximos a nosotros que a los tiempos en los que viven y a la forma de los relatos en los que están inmersos.

La preocupación de Eggers es es pues coherencia de la historia con el género y de este con su estética para formar una unidad coherente. Esto es frecuente en la literatura cuando, por ejemplo, usamos unas voces arcaizantes para mostrarnos un universo antiguo. Los mayores condicionamientos del cine hacen que esto no se suela respetar. Eggers crea una estética brutal a través de la fotografía, del espacio retratado para una historia brutal. Eso lleva a unos personajes que son interpretados desde una forma primitiva que los asemeja en ocasiones a los animales,  algo que ellos mismos asumen como forma totémica.

Al igual que ocurría en La bruja, la historia es brutal, pero no realista. Es decir, nos movemos en un universo de leyenda donde los personajes estarán sujetos a las creencias del mundo en que viven.  Eggers no hace una película fantástica, sino que crea una leyenda en un mundo legendario. Esto le da un aspecto visual especial, con secuencias de una realidad irreal. Aquello que se cree es lo que existe y la percepción está marcada por la creencia. El hombre del norte es leyenda y sigue sus reglas narrativas, sus arquetipos heroicos y las posibles resoluciones coherentes propias.

A este tono contribuyen de forma esencial dos elementos clave en el filme, la magnífica fotografía, obra de Jarin Blaschke, que nos muestra un mundo real cada vez más irreal, donde las formas acaban siendo abstracciones (del paisaje a escenas como la lucha final), y, por otro lado, la música, de un primitivismo atroz, firmada por Robin Carolan y Sebastian Gainsborough. La imagen y el sonido son los que construyen el marco no solo de la historia, sino que contribuyen a la unidad formal del conjunto.

El guion está firmado por el propio Eggers junto a Sjón. Las más de dos horas de metraje se siguen de forma fluida, tanto por la historia en sí como por el tratamiento visual. Un buen guion y un montaje al servicio de la mencionada estética unitaria.


Igualmente, las interpretaciones se suman a esta visión total para crear ese universo propio que transforma Islandia en un espacio único, poblado por una especie legendaria que actúa conforme al destino, el gran enemigo de lo humano, que busca siempre una libertad ilusoria. Lo mágico ocurre por encima de los propios humanos, que son incapaces de entender cuáles son sus límites, con un universo que solo comprenden parcialmente y en el que el error puede ser esencial en la construcción del devenir. Error es otro nombre para el destino.  Finalmente será la entrada en el Hel, a lomos de los corceles de las walkirias lo que resuelva una vida sacudida por los vaivenes de las traiciones y el veneno de la sangre.

El cuadro de magníficos intérpretes actúa conforme a esta visión del director; han asimilado lo que se espera de ellos, una actuación descarnada y visceral, en donde la venganza es el eje motivacional de unos y otros. Magnífico en su brutalidad  Alexander Skarsgård como Amleth; igualmente magníficos Nicole Kidman como la reina Gudrún, Claes Bang como el traidor Fjölnir, Ethan Hawke como el rey Aurvandil War-Raven y una Anya Taylor-Joy como Olga, repitiendo con el director que ya la dirigió en La bruja, su primera película. Todos hacen lo que se esperaba de ellos, ese exceso de un mundo pasional y primario en su complejidad de sentimientos.

Joaquín Mª Aguirre

 


El hombre del norte (2022)   

Director: Robert Eggers

Guionistas: Sjón y Robert Eggers

Intérpretes: Alexander Skarsgård, Nicole Kidman, Claes Bang, Ethan Hawke,  Anya Taylor-Joy...

Producción: USA

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