lunes, 19 de agosto de 2019

Los Goonies (1985, 2019) o niños, bicis y telarañas


Hacer la reseña de una película de 1985, Los Goonies, si partimos del hecho de que si se estrena en 2019 es por algo. Pocas películas antiguas llegan a las pantallas, aunque sea en agosto, en un puente. En su momento se estrenó en España un 24 de julio; en muchos otros se hizo el día de navidad o esa misma semana.
Las preguntas sobre Los Goonies hoy no deben ser tanto estéticas, sino históricas, es decir, por qué pasados los años se encuentra en nuestras pantallas, remasterizada, compartiendo cartel con otras actuales que podrían ser sus hijas.
En su momento, Los Goonies juntó a tres personas notables, conocidas, y a un montón de desconocidos, la mayoría de los actores, con destino desigual. Las tres personas notables eran Steven Spielberg (productor e idea original), Chris Columbus (el mejor guionista posible en esos momentos probablemente, con éxitos como Gremlins, El secreto de la pirámide o El pequeño Nemo) y un director, Richard Donner que se permitía el lujo de la autocita, después de haber dirigido en los años anteriores Superman (1978), La profecía (1976), Max's Bar (1980) o Lady Halcón (1985), el mismo año de Los Goonies; con posterioridad haría la saga de Arma Letal, con Mel Gibson y Danny Glover, también un enorme éxito.
Lo que se juntaba en Los Goonies era algo más que talento, que lo había. Era una forma de entender el cine popular o comercial, con unos planteamientos que Spielberg desarrolló plenamente  especialmente en E.T. y la saga de Indiana Jones. Los Goonies puede ser entendida como una mezcla de ambas: niños, bicicletas, telarañas, escorpiones, pasadizos, tesoros, piratas y malos con cierto toque de comicidad. El actor  de Data,  Jonathan Ke Quan, había debutado el año anterior, 1984, como compañero de Indiana Jones y el templo maldito. El camino estaba abierto.


Algunas de las películas que se estrenan cada año son herederas de esta fórmula o de otras similares creadas en la primera mitad de los 80 y que hoy se consideran clásicos. En su momento supusieron una ruptura en el concepto de cine familiar. Incluso hoy sorprende al oído lo mal hablados que resultaban en pantalla los niños de la película o algunos chistes incluso que hoy serían complicados para la audiencia, como el del pene de la estatua. Las barbaridades con las que Bocazas (Corey Feldman) realiza traducciones al italiano para ser entendidas por Rosarita, la nueva criada, asustada por lo que ve. Hoy, más "correctos", no sería posible o tendría una nota sobre el lenguaje. Parece ser que algunas cadenas de Reino Unido han estado dando versiones verbalmente aligeradas por problemas de horario de emisión, es decir, considerar que el lenguaje original era excesivamente descarnado para los niños de hoy. Los Goonies eran mal hablados, sí, y así debían ser.


La historia de Spielberg tenía la tensión emocional (las familias van a ser desahuciadas), sentimental (los coqueteos de la adolescencia en los mayores), intriga (la búsqueda del tesoro de Willy el tuerto), comicidad (Gordi y Data, los Fratelli)... El tiempo debía ser el verano, con las vacaciones, para no tener que preguntarnos por qué diablos no están en clase.
El coche de los adolescentes es sustituido por las bicicletas, que dan movilidad y están a su alcance en esas urbanizaciones como en (E.T.) o ese pueblo de la costa en Los Goonies. El coche en la cultura norteamericana es sinónimo de iniciación sexual. En este sentido, es muy significativa hoy la escena en la que los adolescentes mayores se burlan desde el coche de Brand (un jovencito Josh Brolin), que va en el vehículo que le han dejado, una bici con ruedines. Las dos chicas se bajarán del coche porque el conductor les mira el escote por el retrovisor. Incluso el beso destinado a Brand lo recibirá su hermano menor.


La aventura está por debajo de los 14. Es ahí donde se concentra el mundo de la fantasía y la capacidad de salir a conquistar el mundo. La edad suficiente para salir de casa con la bicicleta; la edad suficiente como para salir a buscar el tesoro de un pirata en tu pueblo con un plano que has encontrado en el desván de tu casa y que tus amigos te sigan.
La acción es el paso de la infancia a la adolescencia, periodo en el que, como dicen algunos, solo se piensa en una cosa. Basta con ver las películas de terror adolescente de esa época y posteriores. Por eso, el momento del beso equivocado tiene algo de iniciación, de rito. Mikey lanzará poco después su inhalador contra el asma, al que recurre cuando le atenaza el miedo, "¡quién lo necesita ya!", exclamará.

Los Goonies forma parte de esos nuevos clásicos que se formaron en los 80 y los 90. Son los recuerdos de infancia de una generación que ahora lleva a sus hijos a verlas. Forma parte de clásicos como Grease, Ghost, Sister Act, E.T., Solo en casa, Indiana Jones, Galaxias y pocas más. Han dejado fuera, por el camino, a muchas otras películas, incluso mejores, pero que no supieron identificar la nueva corriente de cine popular que se estaba creando.
El mejor homenaje que se les ha hecho ha sido la película Super8 (2011), de J.J. Abrams, una fusión de muchas otras, pero con una clarísima marca Goonie en su historia y personajes. 
Dicen que varias veces se ha intentado hacer un Goonies 2, pero —es la versión oficial— ningún guión presentado fue tan bueno como para hacer una secuela. Los Goonies II es (por ahora y desde hace mucho) solo un videojuego, una forma de mantener a los fieles dentro de ese pueblo, esas carreteras y esos túneles y cuevas, bajo la superficie. La otra han sido los cientos de películas que han recogido a esas pandillas infantiles queriendo resolver misterios, viviendo una vida paralela a la de sus problemáticos e indiferentes adultos.


Verla de nuevo en pantalla grande (la tenemos en DVD y Blu-Ray), con palomitas, es un poco reencontrarte con otro tiempo, un viaje. Los que la ven por primera vez, muchos niños, la disfrutan porque es lo suyo. Los adultos que la vieron siendo jóvenes en aquel verano de 1985, sentirán el tirón de la nostalgia, como cuando ves aparecer el pantalla del televisor de la casa de Mikey a Cindy Lauper cantando la canción de los Goonies (), de la que se haría un videoclip.
Vemos las películas con los ojos, pero también con el corazón. ¡Larga vida a los Gonnies!


Los Goonies (1985, 2019)
Director: Richard Donner
Guión: Chris Colombus (guión) y Steven Spielberg (historia)
Intérpretes: Sean Hastin (Mikey), Josh Brolin (Brand), Jeff Cohen (Gordi), Corey Feldman (Bocazas), Kerri Green (Andy), Martha Plimpton   (Stef), Jonathan Ke Quan (Data), John Matuszak (Sloth), Robert Davi         (Jake), Joe Pantoliano           (Francis), Anne Ramsey (Mama Fratelli), Lupe Ontiveros (Rosalita), Mary Ellen Trainor (Mrs. Walsh)

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