La
película era lo de menos. Lo importante era regresar a la sala, volver al cine
de nuevo, las sensaciones de que no se había perdido.
La
oferta en este primer fin de semana de reapertura eran los estrenos que se habían
quedado en el tintero con el cierre, algunos de los estrenos de la temporada
—Jojo Rabitt o Cuestión de Justicia— y algunos clásicos como Cazafantasmas, de Iván Reitman, Cinema
Paradiso, pasando por Wonder
Woman, con Gal Gadot.
Muchas
películas, poco espectadores. Yo estaba solo en la sala. No es la primera vez
que ocurre, pero esta vez es diferente. En la crisis económica anterior, los
cines se quedaron medio vacíos. Poco a poco se fueron llenando y estos últimos
años ha habido un importante regreso. Los Marvel han tenido mucho que ver al
llevar público adepto a este universo narrativo; también la animación ha tenido
un papel importante y las versiones "re" animadas de los clásicos de
Disney.
Pero
esta vez era diferente. La primera alegría fue ayer al ver que el cine estaba
abierto. Pero la más importante ver que estaban casi todos allí, que ninguno de
los que estaban estos años quedaba fuera, tanto por el coronavirus como por sus
secuelas económicas. Eso dice mucho. Hay muchas empresas de gatillo fácil.
Saqué
la entrada y gaste la hora que faltaba en recorrer el supermercado en busca de
cosas que me hacían falta y finalmente entré en la sala, a mis asientos en la fila de siempre.
Empezaron
los anuncios comerciales y los tráileres de próximos estrenos, entre ellos Mulán, el remake de Disney del clásico
de la cultura china. Por lo que se ve, pura épica.
Y
comienza la película, que no sé muy bien de qué va. Pero me da igual.
Se
trata de Bloodshot (2020), cuya fecha
de estreno estaba prevista para marzo en España y que finalmente se ha estrenado,
para evitar el desastre, en plataformas online antes del tiempo que suele ser
habitual. Ahora la veo en pantalla grande y con el estupendo sonido Dolby Atmos
de la sala.
La IMDB
resume la película en una fórmula, " Bloodshell= Volverine + RoboCop x
'Memento'", lo cual no deja de ser ingenioso y no faltar del todo a la
verdad. Se trata de una adaptación realizada por el debutante como director
(solo contaba con un cortometraje anterior de una serie en 2019), Dave Wilson.
La
trayectoria de Wilson es básicamente en los efectos visuales, en los que ha
trabajado en "Los Vengadores: La era de Ultron" (2015), pero sobre
todo es un especialista en videojuegos, de los que ha trabajado igualmente en
los efectos visuales. Es, en este sentido, el director que la película parecía
necesitar pues estos tienen un papel esencial en lo que la historia nos
muestra. Los mejores momentos son aquellos en los que el director se luce y
deja lucirse a su protagonista, Vin Diesel, que carece aquí de la
"humanidad" simpática de un Toretto, aunque motivos no le faltan,
como descubrirán los que la vean o que no descubrirán los fanáticos del cómics
original, que apareció por primera vez en 1992, firmado por Kevin VanHook, Don
Perlin y Bob Layton, publicado por Valiant Comics.
La
lista en la IMDB del personal de "Efectos especiales" y de
"efectos visuales" es una lista inmensa, lo que explica la elección
de un director como Wilson, un experto en este campo, alguien que debe dialogar
con ellos.
¿El
género? Pues una mezcla entre thriller y ciencia ficción llegado desde un
cómic, que parecen haberse convertido en los clásicos de la mitología
contemporánea que es amplificada finalmente por el cine. Lo que fue el mundo
clásico para la edición de la "gran cultura", lo son hoy los comics
para la cultura popular, que actúa como un agujero negro absorbente de todos
los fenómenos que se producen a su alrededor.
La película
no pasará a la historia (pese a que parece dejar al equipo listo para acciones
en el futuro). Es simplemente entretenida, aunque tampoco se convierte en
pesada. La acción está bien llevada y para alguien, como yo que desconoce el
material original, tiene giros (al menos alguno) narrativos que te van
llevando. También contiene sus gotitas de reflexiones casi existenciales sobre
la vida y lo inesperado, que en el contexto más bien físico en que se mueve
apuntan elementos críticos.
Entre
los actores, Guy Pearce da vida al villano y la mejicana Eiza Gonzalez tiene
presencia en la pantalla en sus transiciones emocionales y en sus escenas de
acción. Lamorne Morris le da el toque cómico al personaje en una película que
debe reírse un poco de sí misma para funcionar.
El gran
protagonista, sin duda, es el efecto especial que aquí —por la propia trama—
podemos apreciar como parte de ese universo traidor de los sentidos. Tanto en
esas escenas en las que se nos muestran un mundo "construido", como aquellas que
aceptamos como "reales", los "efectos" contribuyen al
espectáculo, que es lo que se busca.
La
película era lo de menos. Pero no quería dejar de retomar estas sensaciones y
contarlas. Especialmente en un contexto en el que muchos agoreros hacen ya el
canto coronavírico a la muerte de las salas y dan la bienvenida al negocio de la emisión a través
de las plataformas de pago.
Arte y
sala, sala y arte, a los dos nos referimos como "cine". Ir al cine,
ver el cine. Hoy estaba solo. Por un lado, la angustia de la salida a lo
público se atenuaba; por otro, la soledad de la sala abruma, aunque se disipa
cuando las luces se apagan y quedas en la oscuridad viendo la magia de la luz
en la pantalla. El mundo exterior queda en suspenso.
J.A.
Bloodshot
(2020)
Director:
David S.F. Wilson
Guionistas:
Jeff Wadlow y Eric Heisserer
Intérpretes:
Vin Diesel, Eiza González, Sam Heughan, Toby Kebbell, Talulah Riley, Lamorne
Morris, Guy Pearce, Jóhannes Haukur Jóhannesson