Esa
experiencia, que no es fácil expresar o describir, dora a la película de una
enorme fuerza, pues nos obliga como espectadores a ir asimilando la historia
conforme los personajes avanzan en sus relaciones. Almas en pena en Inisherin es lo que su título nos propone. En su
brevedad, es lo que nos promete y lo que cumple.
"Desesperación" es la palabra clave para dar sentido a lo que McDonagh nos ofrece en esta tragicomedia (término incompleto e insatisfactorio, una aproximación) que representan un estado interior, el de esas "almas en pena" a las que se refiere el título español.
La aproximación
que se me ocurre, aquella que me llega a la memoria tras la visión del filme,
es asociativa. No va a ningún filme, sino al Esperando a Godot, la
obra de Samuel Beckett, un ilustre irlandés, al que esta sociedad virtual, de
redes sociales, selfies, contactos, etc. tiene muy olvidado. McDonagh nació en Londres, pero creo que está más cerca de Beckett y de esa Irlanda extrema, simbólica que
se nos muestra.
Cuando
vamos adentrándonos en la historia, vamos descubriendo que lo que nos parecía
una broma (desde nuestra posición en la sociedad del entretenimiento) es un
drama profundo, solo a medias simbólico. Solo cuando vemos que lo que nos
parecía retórico se transforma en literal nos damos cuenta de dónde estamos.
Para
construir esta historia sobre el vacío y la desesperación no se nos muestran
grandes diálogos ni grandes momentos. El vacío está vacío, es algo reducido a
lo mínimo. Los paisajes idílicos no nos calman, ni los santos, cruces y vírgenes
de las encrucijadas nos consiguen proteger de ese mal que nace de dentro y nos
va destruyendo.
Para
que esta historia mínima funcione y se mantenga en pie hasta el final, hace
falta algo que ya tiene, una historia bien escrita (el guion de McDonagh es
candidato a los premios Oscar, Bafta y otros premios importantes), unos buenos actores
(también Colin Farrell, Brendan Gleeson y Kerry Condon también lo están) y un
buen director. McDonagh lo es. Lo demostró con otra película atípica, Tres
anuncios en las afueras (2017).
La
película es meritoria y demostrativa de que en el cine se pueden hacer muchas
cosas que funcionen más allá de las grandes entradas de taquilla. Hay sitio
para Avatar y para películas como
esta, reducidas a mínimos.
Las
interpretaciones de los tres protagonistas son meticulosas y nada fáciles, pues
es lo que llevan dentro y no manifiestan, lo que es importante para la
historia. Es especialmente brillante la interpretación de Kerry Gordon en el
papel de la hermana y, no se nos puede olvidar, la brillantísima actuación del
joven Barry Keoghan, en su difícil papel, capaz de darles las réplicas a todos
los otros actores en varias escenas memorables, como la que tiene con Kerry
Gordon.
En el filme tienen importancia los animales, compañía de los humanos. Me parece una labor inteligente del director mostrar una estructura clásica de plano-contraplano utilizando a los animales, observadores de ese mundo de sus amos y que acaban siendo parte de su mundo más cercano. No son elementos ambientales, sino parte intensa de la trama.
El
filme es una pieza delicada, alejada de los estándares habituales. Es un drama
moderno, una fábula llevada a otros tiempos e intemporal. No es una historia
"irlandesa", sino universal, un drama humano, beckettiano, en tiempos en que tapamos nuestras vergüenzas con
ansiolíticos y matamos el tiempo pegados a un teléfono, placebos cuya retirada
causa violentas reacciones y en ocasiones sangrientos dramas.
Una aclaración: el título original es "The Banshees of Inisherin". El término "banshee" se refiere a un tipo de bruja en Irlanda cuya presencia y gritos anuncia la muerte de un familiar. Refuerza ese carácter de fábula que la historia tiene y permite comprender mejor algunas de las cosas que ocurren.
Joaquín
Mª Aguirre
Almas en
pena en Inisherin (The Banshees of Inesherin 2022)
Director:
Martin McDonagh
Guionista:
Martin McDonagh
Intérpretes:
Colin Farrell, Brendan Gleeson, Kerry Gordon, Barry Keoghan...
Producción: Irlanda, Reino Unido, USA