domingo, 6 de octubre de 2024

Joker: Folie à Deux (Todd Phillips 2024)

 


La segunda entrega de la saga del Joker está destinada a la discusión. Es difícil hacer la segunda parte de una película que tenga tan poco que ver con la primera parte.

Tampoco tenía mucho que ver el Joker que inició esta parte con los encarnados anteriormente en la pantalla. Nada que ver con aquel lejano Cesar Romero de los 60 o con el Jack Nicholson de la versión de finales de los 80. Tampoco con todos los demás Joker que han salido de la oscuridad hacia la luz de la pantalla.

Quizá todo esto haya pasado porque el Joker ha dejado de ser un personaje, para convertirse en algo más, en un símbolo de una sociedad que hace del mal un espectáculo. Esa es mi consecuencia general de este Joker: Folie à deux que nos ha traído Todd Phillips.

De todos los malvados y villanos que pululan por el universo de los cómics y las películas que los encarnan en el celuloide, el Joker es el que representan la absurdidad del mal. No necesita ideas, le basta la risa absurda, que se vuelve incontrolada para él mismo.

Todd Phillips nos sorprendió a todos con su Joker, especialmente a los fans del personaje, que son muchos dando forma y sentido a ese personaje absurdo. En tiendan bien cuando digo "absurdo", no es un sentido crítico sino en un sentido de algo que estaba en candelero, el "absurdo", el sin sentido del mundo, lejos de cualquier destino o fuerza.

Si esperamos ver una película de superhéroes no la veremos. Tampoco una de "súper villanos", que el propio devenir de los discursos cinematográficos del género ha estado posibilitando.

Veamos cómo trata Filmaffinity de describir el "género" del filme. Estos nos dicen: " Thriller. Drama. Musical. Romance | Crimen. Drama judicial / Abogados/as. Drama carcelario. Drama psicológico. Cómic. DC Comics. Secuela". Esto nos indica que lo primero que ha hecho el filme de Phillips es volar por los aires los géneros, y en especial ese derivado de los cómics. No tenemos un género claro sino una obra que se mueve entre todas las etiquetas posibles pero al que no es posible fijar ninguna. ¿Eso es malo?

Si nos sorprendió el primer Joker, este segundo nos vuelve a sorprender con una película distinta, un buceo, más que en sus raíces, en sus posibilidades. La simplicidad del origen se transforma en la complejidad del resultado final. Es casi un Joker hamletiano, a la busca de su verdadero ser.

Todd Phillips se ha agenciado de nuevo un compañero de guion, Scott Silver, especializado en personas problemáticos, conflictivos con el mundo que les rodea y, es especial, con ellos mismos. En gran parte se debe a él ese Joker situado en el ojo del huracán.

Desde el punto de vista narrativo, la película recurre a la música de canciones que se insertan en la mente de los protagonistas. Los autores recurren a una fórmula arriesgada, que las canciones estándar representen ideas y sentimientos. Eso marca el tono del filme en gran medida y permite la introspección y el diálogo.

Ese tono cálido de las canciones se hace contrastar con el otro elemento que juega en la película. Una realización efectiva y efectista que se mueve en lo formal en los juicios y en la brutalidad de la prisión y los carceleros.

Joker se mueve entre dos planos: el pseudo romántico con el personaje de Gaga y uno, sentimental y brutal con el personaje del carcelero, que no es simplemente funcional, y la mejor prueba es que se le ha dado el papel a un extraordinario Brendan Gleeson. Joker se mueve entre ellos. De la prisión al juzgado y viceversa; esos son los escenarios entre los que se mueve Joker y también las zonas de expresión.

Esta película se basa en un guion denso y en unas interpretaciones ajustadas al drama que escenifican, que va más allá de los propios personajes. El público asistente al juicio, convertido, en espectáculo, tiene más de coro griego, que de meros participantes. Nos muestran el drama que vive el personaje, el que ha vivido desde sus inicios.

Lo que hacen Phillips y Scott Silver es sacar al Joker del vacío original para darle un sentido humanizado. Es algo que él mismo trata de encontrar frente al Joker público.

Si están interesado en una respuesta directa: sí, me ha gustado la película. Y lo ha hecho por varios motivos. El primero de ellos es el riesgo. En estos tiempos de secuelas fáciles, de imitaciones y multiversos, lo que han hecho es traer al Joker a un mundo real, un mundo en el que el mal no es un show, aunque nos alimenten cada día con él. Desde el punto de vista de la interpretación, vemos en el filme distintas formas, de la más naturalista a la más estereotipada. En el fondo es una película sobre la máscara, sobre si es más real que el rostro. La máscara está hoy en el centro de nuestra cultura, en una lucha sobre la identidad real o si esta ha sido desplazada por ficciones. En este sentido, la película nos deja buenos diálogos, esclarecedores, en su parte final. Finalmente, la realización sabe hacernos llegar los espacios y las acciones, su dramatismo y su teatralidad. La fotografía es magnífica, buen complemento de la realización.

Si Christopher Nolan le dio negrura a Batman, Todd Phillips le ha dado humanidad a este Joker, sacándolo del estereotipo del mal para ir más allá. Ha jugado con géneros e interpretaciones.

Joaquín Phoenix y Lady Gaga, con el apoyo esencial de Brendan Gleeson escenifican este drama extraño y directo, en el que entrevemos más realidad de la debida.

No es una película para todo el mundo, quizá mucho menos para los que esperan la vuelta del Joker de siempre, menos existencialista y del que no acabemos teniendo lástima.

Joaquín Mª Aguirre 

 

 

Joker: Folie à Deux (Todd Phillips 2024)

Director: Todd Phillips

Guionistas: Todd Phillips y Scott Silver

Música: Hildur Guðnadóttir

Fotografía: Lawrence Sher

Intérpretes: Joaquin Phoenix, Lady Gaga, Brendan Gleeson, Catherine Keener, Steve Coogan...

Duración: 138 minutos

País: USA

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