Esta época de incertidumbre, casi de desastre cinematográfico en el que a la pandemia se le suma el verano, hace que se estén estrenando películas que es poco probable que hubieran estrenado en nuestras carteleras, donde el número de salas es el que hay. Reservados los grandes estrenos para tiempos mejores o plataformas de pago, nos llegan saludables series B, películas de directores que se estrenan después de su experiencia televisiva o publicitaria, en cortos y documentales. La caza (2020), dirigida por Craig Zobel, es uno de estos casos, una película dirigida a un público particular, capaz de disfrutar con el espectáculo que se nos propone.
Ante La caza es poco probable que haya una actitud
intermedia, o te quedas y te ríes o te vas. Eso nos lo dejan ya claro en la
primera secuencia, la del avión, donde se nos plantea ya el 80% de lo que es la
película. Y es que La caza no es una película de terror basada en sustos sino
en el ingenio, en la crítica social de fondo de este espectáculo entre Rebelión
en la granja y La matanza de Texas, por poner dos referencias en el tono y la
oscilación.
Como no
es ningún secreto y se nos dice desde el título, el argumento parte de doce
personas secuestradas a las que se libera en un espacio para ser cazadas. No es
nuevo y nos remonta a un clásico de los años 30, El malvado Zaroff (The Most
Dangerous Game, Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack 1932). El tema de los
psicópatas dedicados a la caza humana ha tenido desde entonces diversos
planteamientos y siempre con un cierto fondo de fábula, dando salida a las
paranoias de cada época, que nos eran mostradas con los megalómanos cazadores
de turno.
La caza
no solo no es diferente en esto sino que incide fuertemente en este sentido de
fábula con la referencia de Rebelión en
la granja, la distopía animal de George Orwell que le sirvió para la
crítica del autoritarismo dogmático desarrollado en el periodo de entreguerras.
El cerdo que nos saluda desde el cartel ya nos llama a esa distopía cada vez
más real sobre los Estados Unidos, en donde todo es posible desde la llegada de
Trump. En el futuro se tendrá que escribir sobre lo que su presidencia ha hecho
en los géneros cinematográficos. Cuando tengamos un poco más de perspectiva,
saldrán cosas interesantes sobre películas como Nosotros (Us, Jordan
Peele 2019), Midsommer (Ari Aster
2019) o El hombre invisible (Leigh
Whannell 2019), que nos dicen bastante de los tiempos que las han producido y
de la sensibilidad receptiva del público.
No son
tiempos de sutilezas, sino más bien brutales, de sacudidas al espectador,
acostumbrado a todo tipo de imágenes circulando por redes y televisiones,
buscando el impacto y el salto en el asiento. La caza es una película que se mueve en una brutalidad que nos
acerca a la sátira con el exceso.
Partiendo
de esa situación inicial de la cacería, la película avanza en dos direcciones,
para los personajes saber cómo salir de la situación y para los espectadores
tratar de comprender los motivos de los personajes para haber llegado a esa
situación. En el cruce de los dos, situación y explicación, es donde radica el
ingenio de los personajes cuyas particularidades son las que nos van
sorprendiendo. La fábula es más complicada de lo que se esperaba.
No
esperemos psicología, matices o cualquier otra sutileza. La abstracción de la
fábula nos presenta personajes planos, al servicio de la sátira social y
política. ¿No lo habíamos mencionado? La caza es finalmente una película en
clave política, si bien en un sentido paranoide y conspiranoico, como se suele decir con frecuencia en los tiempos de
Trump. Nada es lo que parece, pero todo es lo que se espera.
Si se
supera el primer nivel, el de la violencia, se puede pasar al de la comedia de
humor ácido y negro. Si nos fijamos en el cartel norteamericano, los textos que
lo integran son ya un aviso de lo que nos encontraremos y, sobre todo, de la
intención satírica.
Como en
todas las películas que se basan en un juego de ingenio, la pregunta es ¿lo
consiguen? Es un juego delicado y dependerá de sus gustos, de lo que le
divierta. La caza puede convertirse para unos en una película de culto y para otros
en una película odiada.
Lo que
si hay que resaltar es el sufrido trabajo de la actriz Betty Gilpin. No son
personajes para los matices, sino para encontrar el tono estereotípico adecuado
y ella lo encuentra. Sin psicología, solo queda la caricatura, la exageración o
la frialdad. Igualmente, Hilary Swank cumple dándole la réplica en una
competición sin fin por la supremacía. Los demás personajes encarnan esos
estereotipos con humor y convencimiento en el camino de la sátira.
Hay
situaciones realmente divertidas dentro del modelo que se ha elegido, el que
refleja parte de la vida política norteamericana y del abismo en el que se encuentran
unos y otros gracias a las delicias
de la presidencia. No es para todos los paladares y, como señala algún
espectador crítico en sus comentarios, el ingenio puede convertirse en exhibicionista
en momentos.
J.A.
La caza (The Hunt 2020)
Director:
Craig Zobel
Guionistas:
Nick Cuse y Damon Lindelof
Intérpretes:
Betty Gilpin, Hilary Swank, Ike Barinholtz, Wayne Duvall, Ethan Suplee, Emma
Roberts