Por diversas circunstancias no había logrado ver "La infiltrada", de la directora Arantxa Echevarría. Afortunadamente se mantiene en cartelera y lo hace porque, sesión tras sesión, el público acude a verla. Esto dice mucho de una película española en cartel, en las que suele ser el boca a boca el que funciona cuando está al margen de esos títulos seriados con los que el cine español sobrevive. Es pues una buena noticia que siga en cartel porque el público va a verla. Y va a verla con razón.
Es
interesante que el cine español, que fue muy político un par de décadas, vuelva
a revisar la vida política de nuestro país para mostrarnos que hay cosas que
han cambiado y que otras siguen igual ("Soy Nevenka", Icíar Bollaín
2024). Es también interesante que sean mujeres las que están en la vanguardia
de nuestro cine, cuando ese "nuestro" ha significado mayoritariamente
una visión masculina. Tanto en el caso de Bollaín como en el de Echevarría, al
que podríamos añadir el de Estibaliz Urresola Solaguren, con "20.000
especies de abejas" (2023) y algún otro nombre, es una visión del mundo de
mujeres y con mujeres en el centro, como ocurre en estos filmes. Es una buena
noticia y sobre todo es un refresco de la mirada, que nos renueva este mundo
que vemos a través de la pantalla.
Luis Tosar, Carolina Yuste y Arantxa Echevarría |
La
infiltrada es un filme político, es un filme de acción y es también un análisis
del funcionamiento de la mente femenina en una situación en la que tiene que
sobrevivir. El personaje principal no es solo una policía infiltrada luchando
contra ETA, es una mujer en un mundo donde el poder es masculino, prepotente,
autoritario. Allí donde hay psicología en el personaje de Arantxa /Mónica, hay
luchas de poder de diversos tipos, rivalidades, egos. Ella es otra, la
infiltrada, a la que se le repite que nunca se le reconocerá mérito o valor
alguno pues "no existe" y lo que haga "nunca ha ocurrido".
El
trabajo de los actores, una vez resaltado en de Yuste, se debe centrar también
en el de Luis Tosar, contenido y dotado de una interioridad que se debe
manifestar oculta, pero perceptible.
También hacen un trabajo muy meritorio los actores Íñigo Gastesi y Diego Anido en su papel de etarras de diverso pelaje. Pedro Casablanc y Nausicaa Bonnín cumplen también con sus papeles en el lado policial.
Si hay
alguna pega a la película quizá se pueda hacer a trazo grueso con el que están
dibujados algunos personajes, empeñados en mostrarse de una manera más plana,
frente a la riqueza de los personajes con un trazo emocional más rico. No
impide la evolución de los personajes principales y sus fases.
La
realización es muy buena. Sabe cómo detenerse en el detalle psicológico,
emocional, y cómo gestionar la acción cuando se requiere, pues es ese tránsito
el que define la película.
Arantxa
Echevarría está acumulando experiencia y sabiduría cinematográfica en sentido
narrativo y visual. Necesitamos este tipo de direcciones cinematográfica, gente
que sepa mirar y hacernos ver, capaces de afrontar esta compleja historia
española, tan maniquea a veces, tan en blanco y negro, sin matices.
La
infiltrada se mueve bien en esos tres terrenos señalados. Gracias al trabajo de
Carolina Yuste, la historia mantiene su eje narrativo y su mirada. Saber
trabajar los silencios y los diálogos, algo que ya ha acreditado y que ha hecho
que trabaje con Echevarría en sus anteriores obras, formando uno de esos tándem
que el cine forma de vez en cuando, en este caso, entre actriz y directora que
sabe escribirle los papeles y moverla en pantalla.
La infiltrada es una película en la que no se nota el
paso, que seguimos al ritmo que nos marca. Eso suele ser una buena señal.
Joaquín Mª Aguirre
La
infiltrada (2024)
Directora:
Arantxa Echevarría
Guionistas:
Arantxa Echevarría, Amélia Mora
Fotografía:
Javier Salmones, Daniel Salmones
Música:
Fernando Velázquez
Intérpretes:
Carolina Yuste, Luis Tosar, Íñigo Gastesi, Diego Anido, Pedro Casablanc y
Nausicaa Bonnín, Víctor Clavijo...
Producción:
España