Los nuevos mutantes es una película extraña dentro
del mundo creado por Marvel, una película que te va haciendo saltar de género
en un espacio cerrado doble: el escenario opresivo del centro en el que los
jóvenes están encerrados y en las mentes bloqueadas de los adolescentes que se
defienden de sus propios miedos. Quizá habría que elegir este último motivo
psicológico, el miedo, junto con la culpa, ya que son los dos que definen la
adolescencia, el tema central de la película.
Los nuevos mutantes, está dirigida con corrección,
en un difícil equilibrio, por Josh Boone, director de dos películas, Bajo la misma estrella (2014) y Un invierno en la playa (2012).
Me gusta
cómo ha definido el director y guionista su creación en la entrevista
concedida a La Vanguardia: "Es horror sobrenatural. Las películas de X-Men
son de fantasía y ciencia ficción, mientras que aquí es una combinación entre Alguien voló sobre el nido del cuco y El resplandor, o entre Inocencia interrumpida y Pesadilla en Elm Street 3. Es una
película de horror realista que se convierte en algo diferente en el último
acto."
Creo
que toda película, probablemente toda obra de arte, forma parte de una red; es
un punto en el que se entrecruzan múltiples líneas, tal como hace Josh Boone
para tratar de definir su película. Lo nuevo se explica por lo conocido puesto
que nada surge de la nada, sino que es un equilibrio entre lo existente y lo que somos
capaces de hacer con ello. El arte es reciclado creativo, jugar con las piezas existentes y darles sentido en nuevos juegos creativos.
La
película tiene la virtud de hacernos ver como algo nuevo aquello que hemos
conocido a través de muchas otras, tanto del universo de los X-Men como de la cultura popular. En este sentido es un punto de encuentro. Me ha
gustado ver las dos referencias a un universo anterior, me refiero a los momentos en los que aparece el personaje de Rahne Sinclair (Maisie Williams)
contemplando la televisión. La vemos en pantalla viendo dos fragmentos de la innovadora serie
de televisión Buffy Cazavampiros. En
aquella serie precisamente se expresaba la crisis de la adolescencia a través
de un mundo primigenio y terrorífico surgido de suelo bajo el instituto, un portal infernal del que emergían esas criaturas del mundo monstruoso. La serie seguía al grupo
de adolescentes a través del instituto y posteriormente a la universidad.
Son
interesantes los dos fragmentos seleccionados, de apenas unos segundos, porque
nos acercan al personaje de Maisie: el beso entre las adolescentes Willow y
Tara en la serie nos anticipa lo que ocurrirá, para la primera parte, y una batalla contra
los monstruos, con Buffie al frente en la segunda. Es una forma de cita visual que se
reconoce como parte de un género mixto y de una tradición, y además se sitúa en el flujo
narrativo de la propia película integrándose como un fondo premonitorio. Hay muchas referencias visuales a otros filmes, pero Buffy es la más explícita y próxima narrativamente hablando, algo más que un homenaje, ya que forma parte del personaje de Maisie. La serie fue innovadora y ya va saliendo la generación que bebió de ella.
Ese
"horror realista" del que habla el director describe bien el sentido
de la película, porque el verdadero mal al que se enfrentan es fruto de la
manipulación que han sufrido por aquellos que dicen protegerlos. La película
nos muestra a unos adolescentes torturados por su pasado, bloqueados por sus
peores miedos para ser manipulados.
Como ya
ocurría en Buffy Cazavampiros, el
horror es un elemento que simboliza los males sociales. Me viene a la memoria
un ejemplo de uno de sus episodios en el que hay una chica invisible. Su
invisibilidad se ha producido porque todos la ignoran en el instituto. A fuerza
de dejar de mirarla, han dejado de verla.
Los nuevos mutantes conecta con X-Men, donde la
escuela de mutantes es también una forma de protección frente al mundo
"normal" o la manipulación les puede llevar hacia el mal,
convirtiéndose en criminales como reacción al rechazo social. Esta película
regresa a los principios, al fondo de la adolescencia a través de esos dos
conceptos señalados, el miedo y la culpa, que son las herramientas básicas del
control social desde el principio de los tiempos.
Cada
personaje representa una forma de culpa o, si se prefiere, una forma de
manipulación para los objetivos para los que serán utilizados. La película
tiene algo de El club de los Cinco (The Breakfast Club 1985), el clásico de
la adolescencia del director John Hughes, pero en términos de ese terror
realista. Los conflictos, la manipulación, la lucha, la superación, etc. forman
parte de esos motivos narrativos que se repiten en tonos distintos.
Los
actores cumplen con sus papeles capaces de mostrar creíblemente esa lucha de
emociones, unas veces escondidas y otras
explosivas, que caracterizan a sus personajes adolescentes. El peso de la
película se sostiene sobre seis personajes, los cinco adolescentes y su
guardiana, la doctora Reyes, interpretado por Alice Braga. El resto de los personajes
son recuerdos, miedos, apoyos, en sus mentes torturadas.
Como
ocurría en El Club de los Cinco, cada
personaje representa una forma de estar en el mundo, cada uno con su miedo, con
su culpa. La llegada de la joven Dani Moonstar, interpretado por Blu Hunt, que
sirve de eje sobre el que rota la película, nos permitirá ir comprendiendo la fachada
de los demás personajes, la agresiva Illyana Rasputin, interpretada por Anya
Taylor-Joy; su opuesto, la dulce Rahne Sinclair, interpretada por Maisie
Williams, por la parte femenina; el
conquistador Roberto, a cargo de Henry Zaga, y finalmente Charlie Heaton
interpretando al atormentado personaje de Sam Guthrie. Todos ellos cumplen con
sus papeles en los que se da ese proceso de ocultación tras la máscara para
evitar exponer sus miedos.
La
película funciona bien y lleva al género hacia otros derroteros, modestos en la
presentación, pero intensos en las motivaciones. No es necesaria una gran
parafernalia para construir una historia que, como en este caso, sabe jugar
bien con su idea inicial y se centra en lo que es el centro, el mundo
atormentado de la adolescencia, la manipulación de la culpa, el miedo de uno
mismo y el descubrimiento del quién eres. Todo ello en un espacio cerrado,
opresivo, bien aprovechado para transmitir esa sensación realista de lo
cotidiano, un poco siniestro, pero teniendo en cuenta el mundo en que estamos,
un poco más cerca. Ese espacio, entre médico y carcelario, entre religioso y
correccional, presidido por la estatua del ángel que oculta su cara, representa
simbólicamente el mundo exterior que no llegamos a ver más que en recuerdos
irreales.
Puede
que no haya mutantes tal como los vemos, pero la manipulación y la maldad,
desde luego, están ahí. La película, tras una gran metáfora, nos lo recuerda. Habla de nosotros.
J.A.
Los
nuevos mutantes (2020)
Director:
Josh Boone
Guionistas: Josh Boone y Knate Lee
Intérpretes:
Maisie Williams, Anya Taylor-Joy, Charlie Heaton, Alice Braga, Blu Hunt, Henry
Zaga, Adam Beach, Thomas Kee, Colbi Gannett, Happy Anderson, Dustin Ceithamer