sábado, 6 de julio de 2019

Spiderman: lejos de casa o que ningún villano te quite tu adolescencia


Muy divertida la nueva aventura de Spider-man. De todos los héroes del universo de Marvel, quizá haya sido Spider-man el que más renacimientos ha tenido hasta encontrar su fórmula ideal, la ha encontrado de la mano de un actor, Tom Holland, que ha rehecho al personaje dándole una nueva perspectiva y personalidad.
A Holland le pasa como a Gene Kelly en sus películas, es un bailarín que trabaja con el movimiento, que se expresa a través de él en todo momento. 
Tom Holland sorprendió a todos con un increíble debut en la película de J.A. Bayona, "Lo imposible" (), aquella película sobre un tsunami. Antes había sido un Billy Eliot en el teatro. Fue la mejor elección: un actor muy completo que trabaja con la danza, con la expresión y con la palabra. Es a través de su figura como se articulan las nuevas películas de Spider-man, que pasan por la comedia adolescente, el drama y la acción.
Es inolvidable la escena, en Spider-man: Home coming (2017), que comparte con Michael Keaton en el coche. La típica escena de padre advirtiendo al acompañante de la hija al baile del instituto, se transforma en un duelo interpretativo con un Holland en segundo término escuchando al villano Keaton que ya sabe que es Spider-man. Magnífica escena. También ha compartido escenas memorables con Robert Downey Jr. Pronto comprendieron que juntar a ambos actores funcionaba muy bien, que Holland sacaba de Downey su sentido de la comedia y lo convertía en una especie de padre protector ante un adolescente que se sentía intimidado por un sustituto de la figura paterna. La ironía estaba precisamente en lo poco ejemplar de Tony Stark, obligado a encarnar una figura responsable ante el adolescente. El viaje de ambos al espacio en "Avengers: Infinity War" es memorable por divertido, con la referencia cinéfila a Alien, el filme clásico de Ridley Scott, para deshacerse del malvado de turno.
Con "Spiderman: Lejos de casa" (2019) repite Jon Watts como director tras el Home Coming que tanto gustó. Esta lleva el mismo camino. Tiene ahora una puntuación 8,1 en la IMDB. En aquella película desarrolló un tono que es usado en esta, ya que se trata de una especie de continuación, en muchos sentidos. 


"Lejos de casa" nos adentra en un género nuevo dentro de lo que nos ha ofrecido hasta ahora el mundo Marvel. Puede parecer hasta ridículo el "Lejos de casa" en unas películas en las que los personajes se trasladan de un universo a otro, de este planeta a cualquier otro a golpe de martillo, corredor intergaláctico o de nave espacial con hipersaltos, entre otras modalidades de viaje.
Pero aquí la "distancia" es otra, mucho más natural, y formando parte de una tradición estudiantil norteamericana, el viaje por Europa. Desde Mark Twain o Henry James, la literatura norteamericana ha mantenido como un subgénero propio el "viaje por Europa". En algún momento, los jóvenes deben recorrer el viejo continente, en el que hay tanto que ver. A los grandes espacios americanos, a lo moderno, Europa responde con lugares históricos, monumentos, museos, etc. Son lugares formativos y una experiencia emocional, un rito de paso en toda regla. Los lugares a los que nos lleva la película son Venecia, Praga, un pueblo de nombre impronunciable en Holanda o Londres. En la película anterior, el viaje era a Washington. Esta vez toca Europa.

Una de las líneas anteriores que se siguen es precisamente el exceso de responsabilidad de este muchacho de 16 años (Holland nació en 1996, pero nos creemos su edad) y lo irrecuperable de esas experiencias comunes, incluidas las sentimentales, que se pierde junto a sus amigos.
Las visitas por Europa están llenas de tópicos nacionales, pero eso es lo normal. No se está allí para hacer turismo, sino para enfrentarse a los súper villanos de turno, en este caso los cuatro elementos de la naturaleza.
No vamos a contar la historia, pero sí decir que cuando parece que se agota un segmento, inmediatamente entra un giro que nos sorprende y nos arrastra hacia otros lugares y tonos. Junto a ese género de los turistas estudiantes por Europa, se sigue manteniendo el otro género, el de la comedia adolescente, estupendamente llevada por unos actores muy bien en sus papeles tópicos, de la carismática Zendaya en el papel de MJ (tiene los mismos años que Holland y nos la creemos) y el estupendo Jacob Batalon, el "hombre de la silla", que explota su comicidad con nuevos registros. Hasta Samuel L. Jackson (un gamberro vocacional) explota su contenida e indignada vena cómica en la secuencia de la visita nocturna, un ejemplo de cómo se entrecruzan todas las líneas de los géneros en una misma escena.
Todo esto son aciertos de guión, bien elaborado, con ritmo medido y funcionando equilibrado. Todo ello nos transmite un mensaje: los seres humanos nos creemos todo. No le falta razón.


Hay nueva incorporación, la del actor Jake Gyllenhaal. La participación de grandes actores en estos proyectos es un elemento destacado. Son sus trabajos los que dan solidez a los otros elementos. Jon Favreau, actor y director, sigue construyendo su personaje de Happy sin Tony Stark, y mi querida Marisa Tomei le da nuevos tonos adolescentes al personaje de la tía May. Todos cumplen sus trabajos en el tono que se les pide. La comedia es un juego de equipo.




Visualmente, las coreografías de combate son magníficas y se adaptan a los escenarios de las visitas. Ya está bien de machacar Nueva York. Hay unas escenas que son imaginativas, me refiero a las fantasías en las que Spider-man se ve envuelto. 
Tras varias sesiones, el cine sigue prácticamente lleno. Muchas risas en la proyección y gente contenta al salir por haber pasado un buen rato.
J.A.

Spider-Man: Lejos de casa (2019)

Director: Jon Watts
Guión: Chris McKenna (historia), Erik Sommers (guión), Stan Lee, Steve Ditko
Intérpretes: Tom Holland, Samuel L. Jackson, Jake Gyllenhaal, Zendaya, Marisa Tomei 



viernes, 5 de julio de 2019

Yesterday o el biopic del espectador


Uno de los ladrillos con los que están construidas nuestras vidas son las canciones. Se adhieren a los momentos clave y dan voces a nuestros sentimientos cuando nos faltan las palabras. Para los románticos, la canción era la unión de dos artes que consideraban las más admirables, la poesía y la música. Las canciones sobreviven al tiempo en nuestra memoria y nos hacen revivir momentos que se creían perdidos. Las canciones, además, nos unen y empaquetan como generación. Son las que hemos compartido, las que hemos cantado, bailado, juntos; nos han hecho llorar o reír, han sonado en la intimidad o en el jolgorio. Son nuestra vida.
La nueva película de Danny Boyle nos habla de un mundo en el que han desaparecido las canciones de The Beatles. Lo dicen desde los carteles promocionales. No se trata de plantearnos un misterio o un milagro. Se nos da como supuesto de partida y se deja desarrollar. Boyle sabe utilizar muy bien este tono sencillo, casi de cuento, partiendo de un supuesto, un mundo sin Beatles.
Boyle y yo nos llevamos unos meses. Sé de lo que habla. Uno de mis recuerdos más vívidos es tener 9 o 10 años y escuchar en casa de un amigo de la misma calle un disco con cuatro canciones de The Beatles. Eran los discos de su hermano mayor. Creo que era la primera vez que los escuchaba y debió ser a mitad de los sesenta. Como vivía frente a la Plaza de Toros recuerdo el tumulto de su concierto en la Plaza de la Ventas. ¿Que era aquello?


La película de Danny Boyle funciona estupendamente gracias al buen guión, a una dirección sólida —muy en estilo Boyle— y la labor meritoria de los actores principales, la cada vez mejor actriz, Lily James, y el actor Himesh Patel, al que le toca no solo el peso del protagonista sino el de la interpretación de las canciones.
La película es una forma de homenaje a la música de The Beatles. Solo en la distancia comprendemos el peso de lo que se hizo en esa generación, para la que la música fue una forma de vida y de expresión. De Dylan a The Beatles, las ideas, los sentimientos, etc. sufrieron un cambio drástico. Jóvenes hablando a los jóvenes, hablando de ellos mismos y de sus historias. Todos los grupos del mundo, por decirlo así, grababan sus versiones de las canciones de The Beatles. Las podemos encontrar en todos los idiomas y estilos. Es un fenómeno que hoy nos pilla lejos, pero que entonces era completamente normal en su excepcionalidad. The Beatles eran The Beatles. Y un mundo en el que no están, como se nos dice, es un mundo peor.


Quizá hay que perder para volver a encontrar. Dentro de los biopics de músicos que han sido éxitos recientemente, de Bohemian Rapsody a Rocket Man, Yesterday no es un biopic de los músicos o cantantes, sino —algo más importante— de aquellos que les escucharon. En el fondo, es un biopic sobre una generación, la de Boyle, la mía, que creció entre esas canciones que crearon el pop y que, pasados más de cincuenta años, siguen haciendo pensar y nos emocionan. Esa es la realidad tras la fantasía mágica, olvidar para poder volver a vivir como si nunca se hubieran escuchado.
Es interesante la reacción del público. Los hay que no han olvidado a The Beatles —es nuestro privilegio en la butaca frente a los que tenemos en la pantalla— y los habrá que descubran un torrente de canciones, algunas de las cuales pasarán a su memoria y les acompañarán. Es el momento de recuperar lo mucho bueno que se ha ido quedando por el camino. Es la rebeldía frente al consumismo musical.
Muchas de los chistes y bromas del filme tienen por objeto las letras de las canciones en un mundo que las ha olvidado. Hay momentos divertidos con lo que se encuentra en Google cuando nos están The Beatles y se les busca. Era algo que, mal hecho, se habría agotado rápidamente, sin embargo funciona bien, con ingenio, y el público lo acepta divertido.


No debemos dejar de lado a Ed Sheeran, haciendo de sí mismo y reconociéndose como un Salieri frente al Mozart capaz de componer The Long and Winding Road, Let It Be, Yesterday, Help o tantas y tantas maravillas. 
Es el olvido de todo ello lo que permite poder decir lo obvio, que son buenas, muy buenas, que forman parte de la arquitectura emocional y artística de una generación.
La historia sentimental de la película es necesaria para que pueda estallar ese desgarrado Help en una azotea. Las canciones adquieren vida cuando se conectan con la vida; tienen sentido cuando nos revelan algo de nosotros mismos, cuando nos ayudan a comprender y comprendernos.
Yesterday nos trae el mejor Danny Boyle, un director siempre peculiar, que necesita proyectos que le inspiren y con los que inspirarnos. Este cuento de hadas sobre un mundo que olvida es otra buena fábula en su historial. Acertó. 
J.A.

Yesterday (2019)
Director: Danny Boyle
Guionistas: Jack Barth (historia), Richard Curtis (guión)
Actores: Himesh Patel, Lily James, Sophia Di Martino, Ed Sheeran, Kate McKinnon ...




domingo, 30 de junio de 2019

Un Chucky 5G

Entre un perro budista —el animal se reencarna varias veces— y la nueva entrega de un remozado Chucky, el muñeco diabólico, empeñado en cargarse a todos los que le rodean, me quedo con el Muñeco diabólico (Child's Play, Lars Klevberg 2019), para estrenar el blog y comentar las novedades de la semana.
Los muñecos poseídos por espíritus enfadados con los vivos han pasado a la historia. El nuevo muñeco diabólico es de última generación y ya no tiene nada que ver con el "otro mundo". Su "otro mundo" es la "nube" a la que se conecta para activarse y guardar conocimientos que usará después. Su inteligencia artificial hace el resto. 
Bueno, la inteligencia y su mala comprensión de las intenciones de los amigos. En el fondo, el problema del muñeco es que es incapaz de entender lo veleidosos que somos los humanos con las cosas que deseamos. Hay que tener mucho cuidado con lo que se dice cuando tienes cerca una máquina programada para aprender del entorno y el entorno somos nosotros. 
¿Han buscado los autores coincidir con el estreno de Toy Story 4? Las dos se han estrenado el 21 de junio en los USA. La siguiente imagen nos confirma que algo de broma hay en ello. ¡Cuidado, no te equivoques de Buddi al llevarlo a casa! Este te dará amor y disgustos.


Parte de la campaña publicitaria ha jugado inteligentemente con la distancia de este Buddi al otro Woody. La verdad es que no puede haber muñecos más distintos.
Sin destriparte la película (eso ya lo hace él con el cuchillo), podemos decir que es muy divertida y, como ocurría con otras películas cercanas de terror, como con Us (Jordan Peele 2018) tiene varias lecturas. Sufres y te diviertes con la primera y te hace pensar lo que hay detrás, como crítica social. Como en toda película con su tradición, los guiños cinéfilos y homenajes son parte de ella, como los contraluces a lo Spielberg. 
El guión está bien construido, lleno de guiños, con gran final, como debe ser en este tipo de filmes. 
A lo largo de la película seguimos los problemas de adolescente con madre un poco inestable y con mala suerte con los hombres, con una estupenda Aubrey Plaza en el papel. Gabriel Bateman está sólido en su papel de dar el paso de dormir con un muñeco a que el muñeco no le deje dormir. Les asisten un buen grupo de secundarios, tanto entre los adultos como en la pandilla de jóvenes. 
Nos quedamos con las ganas de escuchar la voz de Mark Hamill en el papel del muñeco y lo dejaremos para cuando podamos ver el DVD.
Una película divertida, bien realizada y sin más ánimo que el de entretenernos. Un buena forma de pasar la tarde ahora que aprieta el calor. En su estreno, gritos y risas.
J.A.

Muñeco diabólico (2019)
Director: Lars Klevberg
Guionista: Tyler Burton Smith
Intérpretes: Aubrey Plaza, Mark Hamill, Gabriel Bateman ...


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