John
Wick 4 dura casi tres horas (2 h 48'), algo de lo que solo te das cuenta cuando
miras el reloj al finalizar la película. Los que hayan visto filmes anteriores
de esta saga, no necesitan de mucha explicación sobre su argumento, un asesino
profesional que intenta redimir su vida en un mundo regido por complejas normas
de honor entre criminales, un mundo regido por algo llamado la Alta Mesa, donde
se concentra el poder del sistema criminal. Esta es la cuarta entrega y se
produce una especie de concentración de todo lo aprendido, cinematográficamente
hablando.
John
Wick 4, dirigida por Chad Stahelski, tiene en estos momentos una de las
puntuaciones de público y crítica más elevadas tras un estreno, un 8,4 y los
comentarios más elogiosos de los espectadores que le conceden méritos para
considerarla de las mejores cintas de acción no ya del año sino de los últimos
años.
Dejando
de lado las comparaciones, que son subjetivas (pero abundantes, en este caso),
vayamos por otro de los caminos de la subjetividad para tratar de aclararnos
este extraño fenómeno de conjunción del gusto en una entrega de una serie que
empezó muy bien, siguió bien y algunos esperaban que mostrara signos de fatiga.
Lo más sorprendente es que no se ido por otros derroteros, como suele hacerse
cuando se teme el agotamiento. La estrategia seguida ha sido la contraria:
seguir lo bueno e intensificarlo hasta el perfeccionamiento.
John
Wick 4 es una extraña combinación de movimiento (las peleas), danza y sentido
plástico de la composición. Chad Stahelski es un director con poca experiencia como tal, pero con
una enorme experiencia, muy reconocida y premiada, en la coreografía de las
peleas. La historia ha seguido su línea, pero las peleas han conseguido
alcanzar la maestría que hace que tenga sentido el término
"coreografía", que la acerca a la danza.
La
danza necesita de dos componentes para resaltar el trabajo de los danzantes: la
música y el escenario. Con todo ello tenemos el ballet montado. Y eso es lo que
es John Wick un gigantesco ballet que se mueve por el mundo.
Stahelski
ha conseguido coreografiar a la perfección los cientos, miles de choques que
son característicos de la serie y llevarla en dos sentidos: uno hacia oriente,
integrando las artes marciales y formas de lucha en sus espacios; el otro es el
fondo monumental europeo, de Roma a París, que es utilizado de forma dinámica.
Magistrales
las peleas, auténticas batallas campales, por ejemplo, alrededor del Arco del
Triunfo en París, en mitad de un colosal atasco de tráfico. Es de lo mejor que
se ha visto. La pelea en las escaleras de Montmarte es también un buen ejemplo,
esta vez en vertical. En la acción de los videojuegos se suele distinguir entre
peleas horizontales —a lo ancho de un campo, como en el Arco— y en verticales
—como en las escaleras de Montmarte, con un continuo subir para descender de
nuevo—. En John Wick 4 tenemos todas las modalidades y todas
increíblemente coreografiadas.
Una de
las escenas de peleas más deslumbrantes en su coreografía es la que sigue a la
partida de póker, en mitad de una fiesta la pelea no altera; es un buen ejemplo
de cómo se integran las peleas con sus entornos, convirtiéndose en auténticos
ballets.
Pero todo esto —la historia, las peleas, los escenarios monumentales— no serviría de nada si no se hubiera acertado plenamente con la planificación y el encuadre. No hay un plano malo en John Wick 4. Hay una tendencia a la composición equilibrada, contraponiendo elementos estáticos y dinámicos en el plano, al uso de la luz como forma de contraste y composición. El filme adula al ojo, complaciendo el gusto por la simetría, por los equilibrios, por su ruptura y recomposición. En este sentido, la fotografía, a cargo del danés Dan Laustsen, es extraordinaria en los dos aspectos, en los movimientos de cámara y en su manejo de la luz. Sin él, la película sería otra cosa.
La música cuenta en este ballet marcial. Encaja perfectamente dando sentido al movimiento y añadiendo el sentimiento en los momentos adecuados.
Otro aspecto de sabiduría en la construcción del filme ha sido añadir al elenco de actores a dos glorias del cine oriental, al japonés Hiroyuki Sanada y al chino Donnie Yen, impagable en su papel de Caine, el luchador ciego.
A estos
dos actores, la película suma los habituales en la serie, Laurence Fishburne
(Bowery), Lance Reddick (Charon), Ian McShane (Winston), y tiene un gran
acierto al incorporar el joven actor sueco Bill Skarsgård, el
terrorífico payaso de la última versión cinematográfica del It, de Stephen King.
Entre
todo este mundo de luchas y honores criminales, entre hoteles refugio, de
venganzas, el personaje de Wick sigue moviéndose con un Keanu Reeves sometido a
todo tipo de palizas, caídas y lanzamiento por los aires y todo lo que se pueda
uno imaginar, que es mucho.
El
valor simbólico de los perros, como esa entrega absoluta en un mundo en donde
los amigos son obligados a traicionarte, se mantiene como en las anteriores. Cómo
tratas a los perros te retrata. Al final acaban entregándolo todo por un
sentido del honor basado en la amistad más que en las reglas. La serie tiene
mucho de lectura paralela sobre ciertos principios y cómo se organiza el mundo.
Al final, ese tratamiento que hemos señalado crea ese mundo paralelo que
aceptamos suspendiendo nuestra credulidad, dejándonos llevar por esos
principios que dan sentido a ese mundo.
La
película es una conjunción de muchas cosas y sobre todo de respeto a un público
que ha respondido bien a las diferentes entregas y se ve compensado por este
esfuerzo artístico que ha supuesto esta película, donde se ve el cuidado de
todos y cada uno de los planos.
Son más
de 24.000 los espectadores que han votado por la película en la IMDB, considerándola
como una gran obra de entretenimiento. En Rotten Tomatoes, el 95% de 163
reseñas de críticos han sido positivas con un 8,2 de promedio. Público y
críticos se han puesto de acuerdo.
El cine tiene de todo, gracias a Dios. Unos días toca Bergman y otros disfrutar con este ballet marcial, un espectáculo llevado a decorados reales, combinando dos mundos en uno solo.
Joaquín Mª Aguirre
John Wick 4
Director:
Chad Stahelski
Guion: Shay Hatten y Michael Finch, basado en los caracteres de Derek Kolstad
Intérpretes: Keanu Reeves, Laurence Fishburne, Lance Reddick, Ian McShane, Donnie Yen, Hiroyuki Sanada, Aimée Kwan, Lance Reddick, Clancy Brown, Rina Sawayama, Natalia Tena, etc.
Producción:
USA
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