sábado, 25 de febrero de 2023

Ellas hablan (Sarah Polley 2022)

Ellas hablan es una película que se ve, se escucha y se piensa. Son tres formas de recepción de un texto cinematográfico que no siempre se dan las tres juntas y cuando lo hacen puede ser en proporciones muy distintas. El filme de la actriz y directora canadiense Sarah Polley mantiene el equilibrio entre esas tres formas miramos, escuchamos y pensamos sobre lo que nos ofrece.

Es el cuarto largometraje en una carrera reflexiva, con un uso intenso del filme para adentrarse en problemas de nuestras vidas, en problemas que nos afectan a todos y sobre los que focaliza. El filme está nominado al Oscar al mejor guion adaptado, mérito de la propia directora. También lo está el cuadro responsable como mejor producción del año, es decir, el premio a la mejor película. En total acumula dos nominaciones, más 21 premios prestigiosos y más de cien nominaciones. Una buena presentación para una película que vimos en su estreno menos de diez personas en la sala en la primera sesión.

Ellas hablan es lo que promete su título. Nos ofrece un universo cerrado, la vida entre las mujeres de una secta religiosa que las mantiene alejadas del mundo, controladas por un poder religioso y manipuladas en todos los sentidos, violadas por "fantasmas" hasta que al atrapar por vez primera a uno de esos violadores y maltratadores descubren que son los hombres que les rodean. Todo es un mito para esconder la violencia contra las mujeres.

No descubrimos nada del argumento porque lo que la película escenifica como situación no es más que una representación simbólica de lo que ocurre en un sistema patriarcal que abusa cada día de las mujeres en diferentes sentidos y tácticas.

El cartel de la edición americana lleva al pie esta inscripción: "Do nothing, Stay and fight. Leave". A nuestros publicistas les ha parecido demasiado serio y lo han eliminado. Son las tres opciones que las mujeres se plantean desde el principio del filme, las tres posibilidades de actuación, seguir igual que siempre, aguantando; quedarse y luchar por sus derechos o, finalmente, partir y crear su propia comunidad alejadas de los hombres.

La película nos ofrece los debates, las discusiones —los pros y contras, que deberán ser anotados por un hombre, ya que a ellas no se les enseña a escribir— que se entablan en un espacio de discusión, un granero. Irán discutiendo su propia identidad, su situación y qué pueden esperar. La película abre ese momento de las explicaciones, de los intereses de cada una de las mujeres que abogan por situaciones distintas según su condición y forma de ver el mundo.

Nos encontramos en un filme en donde el diálogo es esencial. El hecho de que Sarah Polley esté nominada como mejor guion adaptado ya nos indica algo sobre ese valor de la palabra que se despliega gracias a un conjunto extraordinario de actuaciones. Polley ha usado la palabra, pero también la magia interpretativa que nos transmiten sus actrices, una excepcional y luminosa Rooney Mara, una torturada Clare Foy, una oscura Frances McDormand; la juiciosa Judith Ivey (ganadora de 2 premios Tony y directora teatral)... un reparto en el que todas actúan individual y coralmente en su representación de mujeres tipo. Y, con ellas, un actor en alza, Ben Whishaw, el único personaje masculino, expulsado de la comunidad y maestro para los niños con las mujeres.

Gracias a la dirección de Polley y a la labor del reparto, la película se va desarrollando a través de esos diálogos en los que se van exponiendo su vida como mujeres, su perspectiva, cómo han crecido alienadas en una sociedad que justifica en la obediencia religiosa la violencia, una sociedad que le plantea que deben perdonar a sus violadores porque de otra forma no entraran en un cielo que les espera.

En la producción tenemos los nombres (de nuevo) de Brad Pitt y de Frances McDormand, embarcados en una línea de cine distinto al meramente comercial, bien construidos en sus guiones y atrayendo buenos actores y actrices, con direcciones inteligentes y buenas causas, las que no entraban en los medios comerciales habitualmente.

Ante una película de este tipo, una obra en dirección contraria al comercialismo, vemos que se va abriendo camino una cierta línea de películas con intención de romper la ilusión cinematográfica, la fábrica de sueños, y así devolvernos a un arte que, con cualquier estilo, deje al descubierto la realidad que habitualmente esconde. Es una película en la línea de Nomanland, que renuncia a la parafernalia para centrarse en lo esencial que se quiere transmitir; no es entretenimiento, sino una reflexión sobre lo que nos rodea, algo que se echa en falta en la gran mayoría de las ocasiones. Tiene que haber de todo, es cierto, pero este cine, centrado en ideas e interpretaciones, que cuida al detalle la dirección para que todo forme un paquete compacto que deja en manos de los espectadores, es cada día más necesario.

Nosotros somos los que decidimos qué hacer con lo que se nos dice.

Joaquín Mª Aguirre 

 


 

Ellas hablan (Women Talking 2022)    

Dirección y guion: Sarah Polley

Obra original: Miriam Toews

Intérpretes: Rooney Mara, Clara Foy, Jessie Buckley, Frances McDormand, Judith Ivey, Emily Mitchell, Kate Hallett, Liv McNeil, Sheila McCarthy, Michelle McLeod, Kira Guloien, Shayla Brown, Vivien Endicott Douglas, Ben Whishaw, August Winter

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