No merece la pena contar el argumento de Asteroid City. ¿Para qué? Contar el argumento sirve de algo cuando el argumento, la historia, sirve para algo. Pero en las películas de Wes Anderson el argumento sirve para otras cosas, es algo diferente a lo que habitualmente suele ser. No digo que el argumento de Asteroid City no sirve para nada, sino simplemente que sirve para otra cosa, que mantiene una relación distinta con el desarrollo de las imágenes. No es una forma convencional, sino una historia que busca su propia forma.
Cuando
una película tiene un reparto millonario, una acumulación de actores de primera
línea de tal calibre significa dos cosas: la primera es que los actores desean
trabajar en el proyecto, que sienten admiración por su trabajo y desean formar
parte de él; en segundo lugar, significa también que no es un producto del star system, algo que también nos dice
muchos sobre estas películas de Anderson.
Todo
esto nos deja algunas preguntas, pero sobre todo nos permite disfrutar de una
película en la que la trama va por su lado y los actores pueden dejar de ser
estrellas, incluso, parodiarse ellos mismos.
Anderson
desvía la mirada de la historia —cuanto más absurda, más eficaz— y del fetichismo
del actor —cuantas más estrellas menos fijación en ellas— para concentrarse en
la forma cinematográfica, que es lo que queda cuando quitas historia y actores.
La
forma de hacerlo es la autoconsciencia de la narración. Nos sitúa dentro de una
historia contada —¡estupendo Bryan Cranston en su actuación imitación del presentador televisivo Ed
Sullivan, una vieja gloria de la época heroica del medio!— que nos hace
conscientes de la fabricación de la historia, una obra teatral llamada "Asteroid
City". Cranston es simplemente "the host", no un personaje, sino
una función, alguien que nos separa
de un mundo "real" en blanco y negro, para presentarnos un mundo
ficticio en color. "El presentador" es lo que marca ese mundo
intermedio entre la ficción y los espectadores, a los que se dirige para
"explicar" lo que vamos a ver. Y lo que vamos a ver es un mundo
dividido en "actos" y "escenas", del que conocemos los
"seres reales", empezando por el "autor" de la obra y a los
"actores", que preparan sus intervenciones en lo que serán
"su" visión en ese mundo. Solo que, a diferencia de lo que ocurre en
otros filmes que utilizan ese doble plano, los actores pueden ser ligeramente
distintos a los personajes que representan. Un actor representa a un actor que
representa a un actor que representa. La película se nos presenta como un juego
de muñecas rusas, unas dentro de otras, unas "matrioshkas".
Anderson
nos escamotea lo que es habitual en un filme, la creación de una realidad
ficticia para darnos una ficción dentro de una ficción dejando al descubierto
toda la artificialidad del proceso creativo para hacernos olvidar algo: que
estamos ante una construcción, pieza a pieza, gesto a gesto, plano a plano.
En este
sentido Asteroid City acumula
"distanciamientos" en cada uno de sus planos, en cada una de sus
secuencias, en el conjunto armado con todo ello. Un filme es una construcción,
una pieza elaborada a golpe de imágenes artificiales, que no nos deja olvidar
que no es real. Allí donde otros buscan la ilusión, Wes Anderson busca otra
cosa: hacernos conscientes de ella. Para ello nada mejor que un argumento
delirante y absurdo y retorcer el concepto de plano, la idea de composición.
La
película hay que verla plano a plano porque así lo requiere, ver cómo cada
escena está construida específicamente rompiendo las reglas de la composición y
creando las propias en cada caso. Las conversaciones desde sus ventanas entre
Midge Campbell (Scarlett Johansson) y Augie Steenbeck (Jason Schwartzman)
obligan a una forma de componer diferente. Lo que vemos en las ventanas en los
travelling laterales que recorren las fachadas nos permite cambiar los planos
en el mismo movimiento. La cámara, en estos casos, busca a los personajes en
sus espacios hasta hacerlos visibles. Se desplaza en giros que dan cuenta de ese espacio cerrado por el que se mueven. Están allí y los tránsitos son como paradas en cada uno de ellos, tras lo cual sigue buscando hasta encontrar a los siguientes.
Cada
personaje tiene construida su propia historia, absurda la mayoría de los casos,
que requiere su propio tratamiento, como en el caso de la historia del fotógrafo y las tres
niñas y el hermano, a los que se añadirá el abuelo (Tom Hanks). El
personaje del general Grif Gibson (Jeffrey Wright) es un ejemplo claro de cómo
cada personaje lleva asociado su propio tratamiento visual y escenificación
dentro de ese mundo cerrado (en cuarentena) que es Asteroid City. Ese mundo
solo es atravesado por persecuciones de criminales que pasan y se alejan o
perturbado momentáneamente por explosiones nucleares. Asteroid City es solo un
punto en el mapa imaginario en el que se han encontrado una serie de personajes
salidos de la mente de un autor problemático.
Interpretaciones
dislocadas, montaje distanciante y un color significativo que busca la
artificialidad de los decorados, ya de por sí artificiales, crean este mundo
extraño que se nos va haciendo familiar conforme nos adentramos en las
historias locales (el asteroide) y las conmemoraciones, con una extraña
conjunción de actores desdoblados, niños prodigio que deben recibir un premio,
un fotógrafo y su familia (sin la madre fallecida), una actriz en busca de sí
misma y hasta una banda de música country que pondrá música y baile a una
canción compuesta para los extraterrestres.
No es
una película realista, sino una
construcción de niveles, del autor teatral a los actores participantes, con ese
presentador intermedio. Las historias fluyen por los dos niveles, en el de los
intérpretes y en el de lo interpretado. La racionalidad se pone al servicio del
puro disparate en ambos niveles. No estamos viendo el mundo, sino una "película" dentro de una película, con sus propios créditos, con su propio color, otra forma de establecer capas.
No es
el tipo de cine que le gusta a todo el mundo. Es un ejercicio precisamente de
desmontaje de la ilusión cinematográfica edificando una forma casi brechtiana
de hacer cine. Como en películas anteriores de Anderson, la historia del cine
sirve para no repetirla, como fuente de motivos y formas que se han de eludir
jugando con ellas. Como se nos dice en el filme, "lo importante es seguir
contando"; da igual dónde nos lleve.
Ayer,
día de su estreno, yo estaba solo en el cine. Fue algo entre Wes Anderson y yo.
Joaquín
Mª Aguirre
Asteroid
City (Wes Anderson 2023)
Guión: Wes
Anderson, Roman Coppola
Intérpretes:
Jason Schwartzman, Scarlett Johansson, Tom Hanks, Jeffrey Wright, Tilda
Swinton, Bryan Cranston, Edward Norton, Adrien Brody, Liev Schreiber, Hope
Davis, Steve Park, Rupert Friend, Maya Hawke, Steve Carell, Matt Dillon, Hong
Chau, Willem Dafoe, Margot Robbie, Tony Revolori, Jake Ryan, Jeff Goldblum,
Grace Edwards, Aristou Meehan, Sophia Lillis, Ethan Josh Lee...
Producción:
USA
Hola, Joaquín. ¿Has leído el comentario de Paul Schrader? Estáis en la misma línea.
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