Cegados
por la luz (Blinded by the Light, Gurinder Chadha 2019) no es un biopic de Bruce Springsteen, por lo que
no tiene nada que ver con películas como Bohemian Rhapsody o Rocketman; tampoco
tiene mucho que ver con la magia de un mundo sin Beatles de Yesterday, esta
última revisada aquí. Tiene mucho más que ver con Ad Astra, la película que se
estrenó ayer junto a ella, pues son dos historia de problemas con las figuras
paternas. El interés de compararlas (una resuelta por un hombre y otra por una mujer, dice mucho) no es infundado, pues es un tema siempre abierto por real.
La
actualidad de la película dirigida por Gurinder Chadha, la que dirigiera
aquella otra película, muy olvidada hoy, Quiero
ser como Beckham (2002), es bastante grande y así lo refleja su guión, que
transcurre en un momento de la vida de Reino Unido en el que el desempleo y los
brotes racistas del Frente Nacional están presentes como fondo activo de la
historia. Lo que los personajes viven está marcado por el mundo que les rodea
del que es difícil escapar. Y ese mundo es real.
El
retrato que Gurinder Chadha hace de la pequeña localidad británica de la que
apenas se puede escapar es realista, un entorno opresivo y limitado para el
joven Javed. Por un lado, su padre es el centro de esta familia paquistaní y él
se encuentra con pobres perspectivas de futuro. Ser escritor es solo un sueño. La crisis económica y moral que supuso el
paso de Thatcher (la bruja) por el poder en los años ochenta trajo un aumento
del nacionalismo racista, del que diera cuenta otra magnífica película, This is England (Shane Meadows 2006),
que refleja el mismo universo temporal, mediados y finales de los ochenta, una
década a la que nos vamos pareciendo siniestramente. Crisis económica, precariedad del empleo, falta de metas y populismo racista.
Esto no
es una película musical; es la entrada de la música como aclaradora de la
conciencia. Es la finalidad principal del arte, que no es otra que ofrecernos
metáforas explicativas para un mundo sin sentido. El mundo de Javed se "aclara"
en el momento en que el desorden de su vida es puesto en evidencia por la
música de The Boss. Entonces todo empieza a adquirir sentido. Ha encontrado el filtro necesario para darse forma, para encontrar el camino.
Bruce
Springsteen, al que se nos presenta en ese momento como alguien desconectado de
los jóvenes, que lo ven como un viejo (el Boss tenía cuerda para rato) que nada tiene que decirles, le es revelado cuando escucha las letras de
sus canciones, canciones que como las campanas de John Donne no hay que
preguntar por quién doblan. Lo hacen por él.
Este carácter olvidado de Springsteen a finales de los ochenta representa precisamente un universo en el que la música (todo) no es más que un medio para hacer dinero. El énfasis en los "sintetizadores" de su amigo representa esa nueva línea en un mundo vacío. Como contraste, el divertido papel del padre de su amigo, otro roquero que mantiene a Springsteen en su corazón, aunque su hijo vaya por lo comercial. El papel lo interpreta el estupendo actor Rob Brydon con gran sentido del humor.
Desde
ahí, la historia se dispara como si fuera un trampolín. Los conflictos de la
familia, la dependencia paterna y el deseo de independencia. La familia de
"paquis" en un entorno en donde a los extranjeros se les empieza a
poner trabas por la aparición del Frente Nacional, con sus casas acosadas con
pintadas o niños que les orinan los buzones.
El
retrato de época es valioso. También el generacional y el del miedo a la pérdida
de la identidad paquistaní, solo superada por una universalidad, la de la
música y las de un músico que supo hablar al mundo por encima de su
nacionalidad.
La
película se resuelve de una forma muy natural y ahí se ve su conexión con la
vida, pues efectivamente, está inspirada en la obra que recoge la vida de un
periodista británico de familia paquistaní que empezó a ver el mundo por las
canciones de The Boss.
La
interpretaciones son frescas y consiguen que nos metamos en una historia que
pese a ser real tiene mucho de fábula, de historia que se cierra encontrando el
camino, lo que no siempre es posible. Buen trabajo del padre de Javed, Malik,
interpretado por Kulvinder Ghir, un papel lleno de matices en su humillación
por perder el empleo, controlador
El
guión tiene suficientes elementos positivos como para comprender que la vida
puede ser mejor que un guión a la americana. Había muchas cosas a las que tenía
que enfrentarse Javed, una de ellas su propia confusión.
La
película se ve bien, con una historia fluida y una cinematografía centrada en
los personajes y en la recreación del momento, que resulta suficiente para meternos en ella. Y de fondo o
en primer plano, Springsteen en sonido y en espíritu.
J.A.
Blinded by the Light (2019)
Directora: Gurinder Chadha
Guión: Sarfraz Manzoor, Paul Mayeda Berges y Gurinder Chadha
Intérpretes: Viveik Kalra, Lee Barnett, Dean-Charles Chapman, Kit Reeve, David Hayman, Kulvinder Ghir, Nikita Mehta, Rob Brydon, Meera Ganatra, Lorraine Ashbourne, Tara Divina, Jeff Mirza
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