sábado, 21 de septiembre de 2019

Ad Astra (James Gray 2019)


Había leído cosas muy raras sobre Ad Astra, la película de James Gray que se estrenó ayer en nuestras pantallas. "— Mucha gente viene a verla, pero no les ha gustado mucho", me informa mi taquillera cuando saco mi entrada de hoy. "—Eso es porque esperan ver otra cosa o vienen por Brad Pitt", le digo. "—Eso creo yo", me contesta. 
Me surge entonces la pregunta de siempre, ¿es una buena película una película para todo tipo de público? Probablemente no, como pasa en las demás artes, pero en el cine en mayor medida porque para muchos es entretenimiento y gustar significa entretener. Hay muchas películas entretenidas que no son muy buenas y algunas buenas películas que no siempre son entretenidas.
Ad Astra (2019) es una película solitaria, un viaje interior más que espacial; es más un viaje interior que un recorrido entre estaciones y planetas. El espacio es la excusa para buscar algo perdido en la infancia, que no es más que el niño que dejamos de ser para superar los traumas que nos hacen crecer retorcidos.
Lo de menos es la ciencia-ficción, que es la excusa. Los problemas que se plantean, en cambio, son humanos, universales.


Veo esta película de Grey como una "versión espacial" de El corazón de las tinieblas, un viaje en busca de un nuevo Kurz, con toques de la Carta al padre, de Franz Kafka. Los distintos episodios que marcan el viaje no son más etapas en el viaje interior. De hecho, creo que Ad Astra tiene muchas cosas en común con su anterior filme, La ciudad perdida de Z, una magnífica película a la que no se hizo mucho caso, en la que esta vez el viaje era en la jungla en busca de un sueño.
Los viajes de Gray son viajes simbólicos, metáforas de etapas del crecimiento atrofiado bajo la capa de la normalidad. En este sentido, sus personajes buscan remediar sus propios defectos, causados por su deficiente maduración. Lo que haya causado estos traumas son los motores de la acción, aquello que hay que resolver.
Para este viaje interior, James Grey monta un impecable recorrido exterior, realista y angustioso. Es un espacio sin sofisticaciones y donde hay una constante centralidad del personaje protagonista y de su padre ausente, que va tomando más presencia desde el exterior, el héroe admirado, al interior, el padre ausente.


La presencia de Brad Pitt es una constante hasta llegar al fragmentario padre, un magnífico Tommy Lee Jones. Los demás tienen unos papeles satélites, giran alrededor de Pitt, que es el eje móvil de la historia.
El guión está bien construido y magnífico el manejo de la cámara y la fotografía.
No es una ciencia-ficción como la que estamos acostumbrados a ver. Que no nos despisten los escenarios. Es una película sobre una persona y su evolución, sobre la carga de los problemas, los sentimientos confusos y la necesidad de tener referentes válidos en la vida. Todo ello, eso sí, desarrollado en un entorno futurista. Los problemas son de siempre.
James Gray, como ya hizo con Z, nos hace cambiar las perspectivas de los géneros que usa y que le sirven para encuadrar problemas interesantes, humanos, universales. Al final de estos viajes nos encontramos a nosotros mismos.
 J.A.



Ad Astra (2019)  

Director: James Gray
Guión:  Ethan Gross y James Gray
Intérpretes: Brad Pitt, Ruth Negga, Jamie Kennedy, Donald Sutherland, Tommy Lee Jones, Kimberly Elise, Loren Dean,
John Finn, Greg Bryk, John Ortiz, Alison Reed, Ravi Kapoor, Liv Tyler

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