Muy
divertida la nueva aventura de Spider-man. De todos los héroes del universo de
Marvel, quizá haya sido Spider-man el que más renacimientos ha tenido hasta
encontrar su fórmula ideal, la ha encontrado de la mano de un actor, Tom
Holland, que ha rehecho al personaje dándole una nueva perspectiva y
personalidad.
A
Holland le pasa como a Gene Kelly en sus películas, es un bailarín que trabaja con el
movimiento, que se expresa a través de él en todo momento.
Tom Holland sorprendió a todos con un
increíble debut en la película de J.A. Bayona, "Lo imposible" (),
aquella película sobre un tsunami. Antes había sido un Billy Eliot en el
teatro. Fue la mejor elección: un actor muy completo que trabaja con la danza,
con la expresión y con la palabra. Es a través de su figura como se articulan
las nuevas películas de Spider-man, que pasan por la comedia adolescente, el
drama y la acción.
Es
inolvidable la escena, en Spider-man: Home coming (2017), que comparte con
Michael Keaton en el coche. La típica escena de padre advirtiendo al
acompañante de la hija al baile del instituto, se transforma en un duelo
interpretativo con un Holland en segundo término escuchando al villano Keaton que
ya sabe que es Spider-man. Magnífica escena. También ha compartido escenas
memorables con Robert Downey Jr. Pronto comprendieron que juntar a ambos
actores funcionaba muy bien, que Holland sacaba de Downey su sentido de la
comedia y lo convertía en una especie de padre protector ante un adolescente
que se sentía intimidado por un sustituto de la figura paterna. La ironía estaba
precisamente en lo poco ejemplar de Tony Stark, obligado a encarnar una figura
responsable ante el adolescente. El viaje de ambos al espacio en "Avengers:
Infinity War" es memorable por divertido, con la referencia cinéfila a
Alien, el filme clásico de Ridley Scott, para deshacerse del malvado de turno.
Con "Spiderman:
Lejos de casa" (2019) repite Jon Watts como director tras el Home Coming
que tanto gustó. Esta lleva el mismo camino. Tiene ahora una puntuación 8,1 en
la IMDB. En aquella película desarrolló un tono que es usado en esta, ya que se
trata de una especie de continuación, en muchos sentidos.
"Lejos
de casa" nos adentra en un género nuevo dentro de lo que nos ha ofrecido
hasta ahora el mundo Marvel. Puede parecer hasta ridículo el "Lejos de
casa" en unas películas en las que los personajes se trasladan de un
universo a otro, de este planeta a cualquier otro a golpe de martillo, corredor
intergaláctico o de nave espacial con hipersaltos, entre otras modalidades de
viaje.
Pero
aquí la "distancia" es otra, mucho más natural, y formando parte de
una tradición estudiantil norteamericana, el viaje por Europa. Desde Mark Twain
o Henry James, la literatura norteamericana ha mantenido como un subgénero
propio el "viaje por Europa". En algún momento, los jóvenes deben
recorrer el viejo continente, en el que hay tanto que ver. A los grandes
espacios americanos, a lo moderno, Europa responde con lugares históricos,
monumentos, museos, etc. Son lugares formativos y una experiencia emocional, un
rito de paso en toda regla. Los lugares a los que nos lleva la película son
Venecia, Praga, un pueblo de nombre impronunciable en Holanda o Londres. En la película
anterior, el viaje era a Washington. Esta vez toca Europa.
Una de
las líneas anteriores que se siguen es precisamente el exceso de responsabilidad
de este muchacho de 16 años (Holland nació en 1996, pero nos creemos su edad) y
lo irrecuperable de esas experiencias comunes, incluidas las sentimentales, que
se pierde junto a sus amigos.
Las
visitas por Europa están llenas de tópicos nacionales, pero eso es lo normal.
No se está allí para hacer turismo, sino para enfrentarse a los súper villanos
de turno, en este caso los cuatro elementos de la naturaleza.
No
vamos a contar la historia, pero sí decir que cuando parece que se agota un
segmento, inmediatamente entra un giro que nos sorprende y nos arrastra hacia
otros lugares y tonos. Junto a ese género de los turistas estudiantes por
Europa, se sigue manteniendo el otro género, el de la comedia adolescente,
estupendamente llevada por unos actores muy bien en sus papeles tópicos, de la
carismática Zendaya en el papel de MJ (tiene los mismos años que Holland y nos
la creemos) y el estupendo Jacob Batalon, el "hombre de la silla",
que explota su comicidad con nuevos registros. Hasta Samuel L. Jackson (un gamberro vocacional) explota
su contenida e indignada vena cómica en la secuencia de la visita nocturna, un
ejemplo de cómo se entrecruzan todas las líneas de los géneros en una misma
escena.
Todo
esto son aciertos de guión, bien elaborado, con ritmo medido y funcionando equilibrado.
Todo ello nos transmite un mensaje: los seres humanos nos creemos todo. No le
falta razón.
Hay nueva incorporación, la del actor Jake Gyllenhaal. La participación de grandes actores en estos proyectos es un elemento destacado. Son sus trabajos los que dan solidez a los otros elementos. Jon Favreau, actor y director, sigue construyendo su personaje de Happy sin Tony Stark, y mi querida Marisa Tomei le da nuevos tonos adolescentes al personaje de la tía May. Todos cumplen sus trabajos en el tono que se les pide. La comedia es un juego de equipo.
Visualmente, las coreografías de combate son magníficas y se adaptan a los escenarios de las visitas. Ya está bien de machacar Nueva York. Hay unas escenas que son imaginativas, me refiero a las fantasías en las que Spider-man se ve envuelto.
Tras
varias sesiones, el cine sigue prácticamente lleno. Muchas risas en la proyección y
gente contenta al salir por haber pasado un buen rato.
J.A.
Spider-Man: Lejos de casa (2019)
Director: Jon Watts
Guión: Chris McKenna (historia), Erik Sommers (guión), Stan Lee, Steve Ditko
Intérpretes: Tom Holland, Samuel L. Jackson, Jake Gyllenhaal, Zendaya, Marisa Tomei
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