sábado, 26 de diciembre de 2020

Saint Maud (2019)


Saint Maud es el primer largometraje de la directora británica Rose Glass. Es una obra personal, con guión propio. La película está nominada en cuatro categorías para los British Independent Film Awards, como mejor filme independiente, mejor guión, mejor directora y mejor debut como guionista. No está mal. Ha ganado con esta película una mención de honor en el London Festival Film en 2019. En los Sunset Film Circle Awards ha estado nominada en la categoría de directora a la que hay que seguir, es decir, una directora a la que se le vaticina trabajos que habrá tener en cuenta. En 2015 estuvo nominada por su cortometraje Room 55 (2014) al mejor UK Short Film. La obra de Rose Glas, hasta el momento, es de un largometraje —Saint Maud, que ahora se estrena— y cinco cortometrajes. Teniendo en cuenta que Room 55 era un trabajo académico, de estudiante, el futuro que tiene por delante es más que prometedor.

La película Saint Maud "técnicamente" la hemos visto tres personas. En estos tiempos de pandemia se invierte poco en promoción y nos quejamos mucho sobre lo que supone estrenar. Es difícil que la gente vaya al cine más allá de ese tonto eslogan de "la cultura es segura". El drama de las buenas películas con promoción cero es algo que va más allá del COVID-19 y es muy anterior. Ahora que los estrenos se dejan para las plataformas de pago, las buenas películas independientes se merecen algo más que ser obras de relleno de la cartelera. No sé lo que hacen los críticos, pero desde luego no mucho por el cine más allá de los blockbusters.



Saint Maud es una muy buena película, atípica en tiempos en los que la escritura cinematográfica, tanto en los guiones como en la dirección, se encuentran estancadas en la corrección. Lo único que se le puede decir a Saint Maud es que es la película menos navideña que hay en la cartelera, pero eso es una mera coincidencia, una fatalidad irónica que hace esbozar una sonrisa al final.

Cuando entré en el cine no tenía casi ningún tipo de información sobre lo que iba a ver. Solo esa socorrida etiqueta de "terror" que solo vale para el "género" en algunas de sus variantes. No creo que valgan mucho para Saint Maud.

Pasados los tres o cuatro primeros planos, nos damos cuenta que estamos ante un filme con lo que podríamos llamar voluntad de estilo, con una escritura gráfica precisa y al servicio de la expresión de esa voz  que nos acompaña, la de Maud, una oscura enfermera que ha dejado el hospital en el que trabajaba para hacerse cargo del cuidado de una enferma de cáncer, una antigua bailarina.



La voz narrativa en primera persona puede llegar a ser "impertinente" y hasta "no pertinente", pero en este caso nos muestra la visión del personaje, su percepción de sí misma y de los demás. Curiosamente, esa voz no será la que nos dé la información necesaria, que nos llega por otras vías.

El reconocimiento de la dirección y del guión por vías separadas nos habla precisamente de esa buena conjunción confluyente en el relato, que se sigue con atención, creándonos expectativas, como debe ser en este tipo de relato. Por ser un poco más preciso, el relato está más cerca de Dostoievski que de Stephen King, de una indagación en la mente que en una realidad alternativa.

No se debe contar mucho de la trama en un filme que nos hace avanzar en la historia agarrados a cada momento del relato, que no seduce visualmente a través de una técnica expresionista que van dando forma en la pantalla a la mente de Maud.

Una de las cosas más sobresalientes de la película es su ritmo, que se establece por la forma de llevar la historia, perfectamente conjuntada por la secuencia de los planos, por su encadenamiento en el montaje. La banda sonora hace el resto, creando la tensión emocional hacia un final que estalla ante el espectador.



La labor de las actrices es más que meritoria, tanto por parte de Morfydd Clark en el papel de la torturada Maud como por una Jennifer Ehle, en el papel de Amanda, la bailarina enferma. Ambas están magníficas en sus papeles y nos hacen entrar en sus diálogos, que centran gran parte de la  historia. Lily Knight y Lily Frazer las acompañan como ramas colaterales de la historia principal que acaba convirtiéndose en una densa lucha.

La historia y su realización, fondo y forma, relato y discurso... unos y otros se sostienen sólidamente en esta pieza sólida, en la que el terror está donde siempre se ha agarrado mejor, en la propia mente. Destacable la fotografía que tiende a reflejar el mundo interior del personaje y el espacio en que se desenvuelve.

Habrá, efectivamente que ver las próximas realizaciones de Rose Glass porque posee un sentido del relato, del desarrollo dramático y un sentido del ritmo (en su verdadera expresión interna) realmente notables. Cada plano está donde debe estar, con unos encuadres expresivos de los propios personajes, con un cuidado del detalle, de los pequeños gestos que muestran una mirada que nos guía de forma meticulosa.

Es una pena que los propios encargados de la "cultura" dejen las películas a su suerte, que solo se perciba, como otras cosas, la "temporada navideña" mientras que este tipo de filmes parece que solo sirven de relleno. Es algo injusto.

JMª Aguirre

 


Saint Maud (2019)   

Directora y guionista: Rose Glass

Intérpretes: Morfydd Clark, Jennifer Ehle, Lily Knight, Lily Frazer, Rosie Sansom, Marcus Hutton...

Producción: Reino Unido

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Otras entradas