lunes, 30 de diciembre de 2019

Cats (2019)


Fui a ver Cats  (Tom Hopper 2019) como el que lanza a la piscina con la advertencia previa de ya de que no hay agua. Fui por la curiosidad de saber porqué ha desatado la mayor reacción en contra de los últimos tiempos, de críticos a usuarios. Por una cosa o por otra, a nadie le ha gustado Cats. Tiene la puntuación más baja que recuerdo haber visto en la IMDB y en el mundo hay películas muy, muy malas.
Los lectores de este blog saben ya que no me gusta despellejar películas. Si no me gustan, sin más no pierdo tiempo en añadir más tiempo perdido escribiendo sobre ella. Lo que para algunos constituye un placer, para mí constituye una tarea insufrible y va en contra de mi propia naturaleza. Si no me gusta, como tantas otras cosas en la vida, prefiero asumirlas como propios. Por eso me ha llamado la atención esta tremenda unanimidad sobre una película que tenía todo a su favor, de un director premiado a una lista de artistas talentosos, y una historia exitosa sobre los escenarios. ¿Por qué es tan malo, pues, Cats? O, si se prefiere, ¿por qué no nos gusta?
En críticas escritas en este espacio he mostrado los aspectos más positivos de películas que no habían recibido mucha atención crítica y pocos espectadores. Recuerdo el caso de Midsommar (Ari Aster 2019), con la sala vacía y nula publicidad. Hoy está entre las listas internacionales de "lo mejor del año". Es frecuente que esto ocurra, que muchas películas de interés pasen desapercibidas. Por ello es menos frecuente que hasta la misma productora (hay titulares diciendo que la retiran de la "carrera de los Oscar") haga gestos de lo mismo. Me imagino incluso, que las presentaciones que se están escribiendo ya para los premios de este año, incluirán todas comentarios jocosos sobre los gatos, gatos negros, mala suerte, etc. Es el precio de la atención excesiva, la que ha logrado la unanimidad que habla de forma natural del "desastre" de Cats o titulares como "Un engendro en el tejado" (El País), "La PEOR película del Año" (La Zona Cero), " Is it a cat-astrophe?" (BBC), "The First Reviews of Cats Are, Well, A Catastrophe" (FuzzFeed).


¿Qué pasa, entonces, con una película que era una apuesta fuerte de éxito y que incluso fue sometida a una reconstrucción antes de su estreno para evitar lo peor? Pero ¿qué era peor que este resultado de público y crítica? Comentando con la gente del cine antes de entrar, me dijeron que había gente que abandonaba la película. No se produjo en mi pase, pero éramos tan pocos...
Creo que interesante saber por qué —al menos preguntarse— cuál ha sido el fracaso de Cats, la "cat-astrofe" de esta película porque sirve de algo aprender de los errores de este tipo. ¿Por qué si "Todos los perros van al cielo" (All The Dogs Go to Heaven, Don Bluth 1989), los gatos no pueden hacerlo?
En primer lugar, creo que hay que salvar a los actores. No es en ellos donde está el problema. Han hecho lo que les han dicho. Lo mejor de la película son ellos y, por encima de todos, esas dos glorias vivientes que son Dame Judi Dench (cuando aparece le sobra la piel, con la mirada es suficiente) y  Sir Ian McKellen (precioso su número). El trabajo de ambos actores, creo, es un indicador de por qué Cats no funciona. Podemos echarle, como algunos hacen, la culpa a la extraña caracterización de los actores como gatos, pero el cine ha sobrevivido a cosas peores. Quizá deberían haber salido con disfraces más tipo el "león" en El Mago de Oz, en opinión de algunos, pero no creo que esto sea el problema.


El problema de Cats es Cats. ¿Por qué no funciona el musical que ha batido todos los récords de premios y permanencia en los escenarios por todo el mundo? Creo que en la pregunta está la respuesta. Creo que Cats es la culminación de un movimiento que empezó hace algunas décadas de teatralización del musical cinematográfico.
Por más que el teatro musical haya ofrecido magníficas ocasiones para crear grandes musicales, el mayor problema se lo plantearon aquellos que se dieron cuenta que no es lo mismo un escenario teatral que una pantalla. Y hubo un tiempo en que esto estaba claro, muy claro. Si pensamos en un filme como West Side Story, uno de los grandes musicales de la historia del cine, tuvo que hacerse sobre una historia representada en los escenarios que representaba un barrio de Nueva York. Cuando se rodó la película, hubo que ir a las calles de Nueva York para restituirle lo que la estilización teatral había recreado. Es decir, tuvo que volverse a la naturalidad que el cine reclama por muy artificial que la propuesta sea. Puede que no esté muy claro qué es el lenguaje cinematográfico en forma abstracta, pero sí está clarísimo que no es el teatral. Y Cats es plenamente teatral. Es algo que a quien está sentado en una butaca de un teatro no le extraña, pero sí a quien lo ve en una sala de cine. Hay momentos en que intenta luchar contra su propia teatralidad, pero no consigue vencer ni convencer.
Su estructura narrativa (o la ausencia de la misma) es teatral. ¿Por qué? Hace tiempo que las artes del espectáculo se han empezado a pensar en términos de un marketing que crea franquicias. Una película es el envoltorio para llevar a la gente a las salas de teatro que es donde se va a hacer el negocio, además (en su caso) del correspondiente merchandising. Para eso se necesita que se establezca una interacción entre el espectáculo teatral y la película que se va a encontrar después y viceversa, el espectador que va al teatro debe reconocer la obra sobre el escenario y reconocerla en la pantalla. Se trata de crear una estructura válida para las dos obras. Pero no siempre funciona. 
Si pensamos en musicales como "Chicago" o "Nine", hacía explícito en la pantalla su montaje teatral. En unos casos ha funcionado mejor que en otros (en Chicago había una buena historia). La propia estructura de los musicales, cerrada por letra y música y la coreografía, ha contribuido a que se hiciera más complicada su libertad creativa fílmica. Se trataba de "fotografiar" un mundo teatral (como en el caso de la también fallida "Into the Woods"). El musical que mejor resolvió el problema del respeto coreográfico y su integración al lenguaje visual fue West Side Story, que la sacó a la calle naturalizándola.


Esta reducción del cine a filmar el teatro hace que en un caso como Cats se derrumbe porque Cats es una película sin apenas argumento.  Sobre un escenario esto no impide el disfrute de los números. Pero la pantalla es otra cosa, otro lenguaje, se necesita una historia. 
El cine es un medio narrativo y aquí apenas hay nada que contar más que una jerga mal explicada (los "jélicos", palabra repetida unos cuantos cientos de veces sin que lleguemos a saber de qué se trata realmente). Se nos queda finalmente en un compendio de... ¡teología para gatos!
El terrible final con las estatuas londinenses es representativo de lo ocurrido en el proceso. Nos damos cuenta que hemos asistido a un despropósito en el que el problema no ha sido hacer una película, algo sobre una historia. Comprobamos que lo espectacular de un escenario, un vestuario, una música, unos bailes... no son nada si no se acepta la naturaleza del medio, su lenguaje, sus propias leyes. Un número tras otro no crean una historia
Las peripecias que aquí se nos muestran son mínimas y más bien tontas. Bajo esto no hay nada que sostenga la película y como tal fracasa. Recordemos que Eliot solo escribió una rimas divertidas para niños, sin pretensión de historia alguna. 
Los que quisieron crear un espectáculo con ello lo hicieron levemente, a sabiendas de que el espectáculo teatral (como enseñan las "variedades" musicales) no necesitan estructura, si se piensa en "números" sucesivos. Pero eso es demasiado débil para una película que requiere una narración que la vertebre.
En tu recuerdo queda apenas nada, unas cuentas frases sobre la felicidad y consejos simbólicos, de dudoso cumplimiento, sobre cómo tratar a los gatos. Demasiadas metáforas y poca limonada.


Cuando hicimos la reseña de Mascotas 2 (no es una ironía) dijimos que la historia está por encima de los personajes, que se deben subir a ella. Dijimos entonces que la primera parte era ingeniosa, pero que la película avanzaba como tal cuando estos personajes ingeniosos se integraban en una historia común, en algo nos hacía interesarnos por ellos. En Cats se ve el ejemplo claro de las consecuencias de no seguir este principio básico. Un personaje tras otro caminando sin sentido, contando su propia experiencia, pero incapaces de ir más allá. Con cada número nos preguntamos, ¿qué sentido tiene si no hay conjunto? Eso se nos ofrece, un conjunto de piezas sin sensación de totalidad y menos de forma. Eso se paga.
Sobreviví a Cats por la curiosidad. No la que mató al gato, sino la que lo trajo al mundo de las pantallas de forma tan desajustada. La pregunta ahora es importante: ¿habrá servido para algo? No es trivial ni casual lo que ha sucedido. Vivimos en un momento en el que todo se convierte en musical (lo último, creo, la película Ghost). 


La crisis de inventiva y de taquilla del teatro ha hecho que el musical se convierta en el medio más conservador frente al teatro de "vanguardia". Todo se nos ha llenado de musicales desde hace más de una década, hasta las canciones de Mecano o Abba se convierten en musicales de éxito. Pero se están apretando demasiado las tuercas desde el teatro mismo. Ya no se piensa en el teatro, sino en ampliar el público extendiendo el espectáculo a través del cine por todo el mundo para volver a llenar las salas. Pero, como vemos, no es tan sencillo ni todo funciona. 
La publicidad negativa alcanzada mundialmente por la película hará pensar un poco. Mientras tanto se siguen buscando culpables para responsabilizar del fracaso de lo que se presumía era un éxito cantado. ¿Qué podía fallar? Paradojas gatunas.
J.A.


Cats (2019)  
Director: Tom Hooper
Guión/composición: T.S. Eliot (basado en "Old Possum's Books of Practical Cats"), Lee Hall y Tom Hooper (guión) y Andrew Lloyd Webber (compositor)
Intérpretes: Francesca Hayward, Taylor Swift, Laurie Davidson, Robbie Fairchild, Idris Elba, James Corden, Rebel Wilson, Judi Dench, Jennifer Hudson, Mette Towley, Ian McKellen, Naoimh Morgan, Jason Derulo, Ray Winstone, Laurent Bourgeois, Steven McRae, Danny Collins, Larry Bourgeois, Daniela Norman...

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