domingo, 8 de noviembre de 2020

Las Brujas, de Roal Dahl (Robert Zemeckis 2020)


 El amor del director Robert Zemeckis por la tecnología está frecuentemente probado. Lo ha hecho presente en las historias contadas, como en la serie Regreso al futuro, como en el uso de la tecnología para hacer avanzar cualquier nuevo desarrollo que le permitiera usar todo tipo de efectos especiales en sus obras, como en Forrest Gump, una de sus obras más celebradas, o en El Expreso Polar. Ya sea delante o detrás de las cámaras, la técnica le permite a Zemeckis contar sus historias sin límites.

En Las brujas, de Roal Dahl, Zemeckis unen la magia de la historia y la tecnología digital. Es aquí donde Zemeckis recrea el universo de Dahl en una versión particular, trasladándonos hasta el Sur profundo de los Estados Unidos y a la comunidad afroamericana, lo que permite añadir una serie de detalles sobre la cuestión racial, que se revela en un simple detalle como una propina. o la forma de relacionarse

La historia de Dahl es una historia ya peculiar de por sí, estableciendo la guerra universal entre las brujas y los niños, una enemistad mítica. El bien y el mal adquieren tintes generacionales y simbólicos en un universo donde se dan esas luchas de las que solo son conscientes unos pocos.

La película tiene dos tonos diferentes. La primera parte, realista, con una recreación de ese ambiente sureño, con una luz propia. Y la segunda en la que se entra de lleno en la fantasía tras la transformación de su protagonista. Desde ese momento, la película cambia y adquiere un ritmo y una planificación totalmente distinta, siguiendo a esos nuevos personajes, teóricamente los mismos pero que con su cambio de aspecto pasan a ver el universo desde otra perspectiva. El mundo de los humanos, el de los ratones y el de las brujas se entremezclan con perspectivas diferentes: los planos extremos, ya sean cenitales o a ras de suelo, generales o del detalle del bolso de la abuela dan cuenta de esas miradas diferentes de cada uno de ellos.

El universo del niño que ha perdido a su familia, con ese magnífico plano rotante del accidente, se va haciendo cada día más oscuro, encajando con el de su abuela, una magnífica Octavia Spencer, que arrastra la culpabilidad desde su propia infancia por aquella amiga que perdió y que pasará ahora al contraataque, junto a su nieto y los compañeros de batalla contra las brujas.

Anne Hathaway en el papel de bruja-jefa, la bruja de todas las brujas, padece los efectos especiales en su rostro con dignidad interpretativa, tocada con un acento entre centroeuropeo y perverso a secas. Habrá que pasar una temporada hasta que se nos pase la impresión y las pesadillas. Una Hathaway que nos recuerda al malvado protagonista del Venom, de Marvel, algo que los fans de la actriz difícilmente perdonarán, pero el papel es el papel.

Octavia Spencer cumple como contrapartida de la bruja en su papel de curandera que se enfrenta al mal y de abuela que intenta sacar a su nieto de su propia oscuridad trágica. Es una magnífica actriz y sabe darle al personaje el carácter trágico que arrastra y la humanidad de quien tiene que sacar a su nieto del agujero en el que se encuentra.

Stanley Tucci no ofrece una más de sus múltiples caras como director del hotel, un papel plano, pero que el actor sabe hacer siempre dándole el registro necesario.

El niño Jahzir Bruno transmite bien su carácter introvertido, el dolor por la muerte de sus padres.

La película se va deslizando desde el plano realista de la Alabama de los 60 al fantástico del hotel. Cuando adquiere el segundo tono, el ritmo se transforma al seguir las peripecias por cocinas, pasillos y respiraderos. Algunos planos nos remiten a la magnífica Ratatouille (2005), de Brad Bird, me imagino que algo inevitable en una película interpretada por ratones. La IMDB ha realizado un montaje comparando los planos de la película de Nicholas Roeg, de 1990, con Angelica Huston en el papel de la bruja, y esta de Zemeckis, de treinta años después. De una a otra, la tecnología de animación por medio.

Como en toda cinta de Zemeckis, este pone a prueba la tecnología al servicio de la propia historia. La pregunta entonces debe ser: ¿son creíbles los ratones? La respuesta es sí. Lo más divertido de la película es precisamente esa transformación, es donde la comedia, con su ritmo, se apoya en la diversidad de los tipos y en su capacidad de expresarlos. En este sentido, los ratones son más convincentes que las malvadas brujas, cuyas desapariciones pirotécnicas parecen un poco chupinazo de sanfermines. Son un poco más convincentes como malvadas ratas.

La película no es de lo mejor de Zemeckis, un director que se ha ganado un hueco en la historia del cine por muchos otros filmes, pero cumple la función externa de entretener con una historia ya conocida y de poner a prueba las técnicas que acabarán incorporándose a otras muchas películas. Impresionante el listado de personal técnico en todos los apartados, animación, efectos visuales, etc.

En el guión se encuentra Guillermo del Toro junto a Zemeckis y Kenya Barris. El director Alfonso Quarón también está en la producción junto al propio Zemeckis y a del Toro. Todos ellos son amigos de lo fantástico y de la técnica, como han dado muestras en sus películas. En grupo de amigos de la fantasía y cinéfilos dando vida a esta historia.

Joaquín Mª Aguirre

 


Las brujas de Roal Dahl (2020)    

Director: Robert Zemeckis

Guionistas: Robert Zemeckis, Kenya Barris y Guillermo del Toro. Basado en la obra de Roal Dahl

Intérpretes: Octavia Spencer, Anne Hathaway, Stanley Tucci, Jazhir Bruno, Chris Rock (voz)

Producción: USA

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