La esperada película —la novena, novena— de Quentin Tarantino ya está aquí, estrenada a mediados de un agosto caluroso, epílogo del julio más caliente que recordamos. Precedida por las mejores críticas (salvo la de aquellos a los que les gusta llevar la contraria por sistema), creo que cumple las expectativas creadas.
Creo
que el éxito de esta película no son sus homenajes, citas, etc. que los
críticos y cinéfilos acaban buscando, sino la redondez de su historia, algo que
no siempre es evidente en otras películas, al menos desde mi punto de vista.
Érase
una vez en Hollywood es una buena historia y por esos se sostiene en pie,
avanza con ritmo y permite a los actores construir sus personajes
adecuadamente. Por decirlo así: tiene lo que le gusta a los incondicionales de
Tarantino y tiene mucho menos de lo que no gusta a los que no comulgan con sus
principios cinematográficos.
Desde
el punto de vista formal, la estética es impecable. No me refiero al color, al
montaje, a los movimientos de cámara, etc. sino al conjunto a todo ello
interactuando. Una cosa es el análisis —separar— y otra la percepción de la
película que, como toda obra de arte, debemos percibir como un todo, como una
"forma". Creo que se consigue en esta película.
La
historia está ´presentada de forma cronológica con insertos constantes de los
recuerdos o hechos asociados a los personajes. La historia va avanzando
mediante la explicación de las relaciones y crisis de los personajes de un
Hollywood en crisis en una América en crisis, contradictoria, incoherente.
Creo
que el logro de Tarantino con la historia es jugar precisamente con lo que como
espectadores sabemos, la historia de
Charles Manson y la "familia" y del asesinato de Sharon Stone, la
esposa del director Roman Polanski, junto a unos amigos en su casa de
Hollywood, uno de los crímenes más conocidos en la historia. La imagen de
Manson es un icono de los años sesenta, forma parte de la cultura pop. Es el
lado oscuro de la contracultura norteamericana o, si se prefiere, la cara
oscura de la misma sociedad, como creo que se sostiene.
Finales de los 60 es un periodo complicado, con la guerra de Vietnam, con los movimientos anti autoridad (militares, policía, política....) en donde reina un nuevo dios, la televisión, con un cine en crisis... y una sociedad en crisis. Es la explosión de la cultura y de la contracultura pop, algo que es subrayado tanto por la recolección de imágenes como por la banda sonora. Se muestra un entorno mediático, de cine, radio y televisión, en constante presión sobre las personas. Es el agua de la pecera. Y en esa pecera se mueven nuestros tiburones y pirañas, y algún ser inocente, tal como se retrata a Sharon Tate con una magnífica Margot Robbie trasmitiendo vitalidad.
La
construcción del personaje del actor y su doble, un Leonardo DiCaprio en
crisis como héroe, convertido en villano de series televisivas, y un Brad Pitt, el
hombre duro, es el centro de esta historia coral, un retrato de época.
Al retrato inicial de un Hollywood
buscando nuevas vías, le sigue la progresiva entrada de la historia conocida, lo real de la ficción.
Como espectadores vamos creando expectativas y seguimos lo que desconocemos
desde lo que conocemos. Tarantino lo sabe y lo usa para llevarnos hacia un
final que esperamos, dándonos el que él ha preparado, su final.
La
labor de ambientación de la época es magnífica, cuidada al detalle en todos los órdenes, moviéndonos
por una ciudad verosímil, plagada de neones con los lugares de entretenimiento
y las películas del momento. La música, la televisión, los noticiarios, la prensa... Todo es medio. Y el medio es el mensaje.
La forma
de narrar reconstruye el pasado de los personajes principales mediante escenas
de sus películas, de sus programas de televisión, y de sus recuerdos,
como notas a pie de página, cuando surge la mención de algún acontecimiento. Son las películas privadas de cada uno. Es lo que la gente ve y valora de ellos. Nadie es más que su imagen; solo carne imperfecta, ocasión de ganancias.
Hay
muchas escenas memorables por sus diálogos, por los juegos técnicos (como la repetición
por la pérdida de diálogos en los rodajes). La fotografía es magnífica, con un color de época que define bien los 60, brillante, dando unidad. Igualmente, las recreaciones nocturnas con los paseos peligrosos en el mundo de la noche.
La frontera entre la historia (la
que conocemos), la película (el mundo en el que viven) y las
"películas" (las que ellos ruedan) es porosa por el juego de la
historia real y de las ficciones ante las que estamos. ¿Qué es real en un mundo tan falso como el de Hollywood?
Los
trabajos de los actores se desarrollan con fluidez y convencimiento, sus
personajes funcionan y eso hace mucho. Hay secuencias estupendas, como las de
Brad Pitt con Bruce Dern y con Margaret Qualley, la de Margot Robbie en el cine
o la de DiCaprio con su partenaire infantil (Julia Butters).
Buenos trabajos de
DiCaprio y Pitt a lo largo de la película, este con un personaje duro que se debe
sentir como el contrapeso de un desquiciado DiCaprio. La estrella Rick Walton preocupado por la mirada de la cámara y los espectadores; Cliff Booth, su doble, escondido dentro de Walton, el hombre visible e invisible.
La película es un juego con el espectador, un juego entre lo que sabe, lo que e espera y lo que le dan. En este sentido, se juega con nuestra percepción de la realidad y de la ficción. Discutir la historicidad y no la verosimilitud es trabajo vano.
La película es un juego con el espectador, un juego entre lo que sabe, lo que e espera y lo que le dan. En este sentido, se juega con nuestra percepción de la realidad y de la ficción. Discutir la historicidad y no la verosimilitud es trabajo vano.
Merece
la pena la película de Tarantino más allá de los juegos de inserción de
personajes reales, citas cinéfilas o muestras de la cultura pop. No soy
fan habitual de Tarantino. Esta me ha gustado.
J.A.
Érase
una vez en Hollywood (2019)
Dirección y guión:
Quentin Tarantino
Intérpretes:
Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie, Al Pacino, Margaret Qualley, Dakota
Fanning, Timothy Oliphant, Bruce Dern, Kurt Russell, Mike Moh...
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